
La organización política más servilmente proyanqui que arrostramos en la Europa actual, un rendido entusiasmo que siempre les lleva a parecer más militantes de la causa norteamericana que los propios norteamericanos, resultan ser Los Verdes, de Alemania. Algo que se pudo comprobar por última vez durante la fase más virulenta de la guerra de Ucrania, la previa al retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. Y eso, el que ahora mismo no haya casi nadie en el mundo más entregado de cuerpo y alma a los intereses particulares de Estados Unidos que los dirigentes de Die Grünen, es asunto que quizá debería hacer reconsiderar su anatema eterno contra la energía nuclear a la izquierda española que piensa, si es que tal ente todavía existe.
El presidente Sánchez acaba de proclamar ufano que España crece seis veces más que Alemania. Hazaña que deja de impresionar a nadie cuando se comprueba que Alemania no crece nada. ¿Y por qué no crece nada Alemania, la famosa locomotora de antes? Pues por una razón de fondo demoledoramente sencilla, a saber: porque renunció de modo suicida a la energía nuclear, una fuente baratísima e inagotable de fuerza motriz para su industria. Así, el 26 de septiembre de 2022, Alemania anunció al mundo que había clausurado sus últimas centrales nucleares. Sólo siete meses después, el 15 de abril de 2023, un comando militar de altísimo nivel técnico ( no parece que fuesen los servicios secretos de Andorra) destruyó el gasoducto germano-ruso Nord Stream-2.
Consecuencia: Alemania, que disponía hasta poco antes de la energía más económica del planeta ( gas ruso importado y generación nuclear propia), ha pasado a soportar los costes energéticos más elevados del Universo (gas licuado de Estados Unidos que debe atravesar el Atlántico en barcos metaneros antes de llegar a su destino y cuya compra se establece como obligatoria en el nuevo tratado arancelario impuesto por Trump). El negocio de Perico, el de las cabras. ¿Cómo pueden estar tan ciegos de doctrinarismo para no ver que solo las nucleares garantizarían hoy la independencia energética y geoestratégica de nuestro continente?
