
La teoría del bocadillo de mortadela arrojado a un contenedor por un camionero del este de Europa como origen del brote de peste porcina detectado en Cataluña ha caído con estrépito tras el análisis llevado a cabo por el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA-INIA) de Valdeolmos (Madrid), uno de los laboratorios de referencia de la Unión Europea.
La primera reacción de los Agentes Rurales de la Generalidad, de los Mossos y, en consecuencia, del consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca, Òscar Ordeig, fue atribuir el brote de peste porcina a un embutido contaminado que habría sido ingerido por uno o más jabalíes. Con el presidente de la Generalidad, Salvador Illa, en México, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el Gobierno envió inmediatamente un destacamento especializado de la Unidad Militar de Emergencias (UME) a trazar un cordón sanitario. Sobre el terreno también estaban los Agentes Rurales de la Generalidad y los Mossos. Todos ellos han dedicado los últimos días a recopilar cadáveres de jabalíes, más de medio centenar, y a ampliar paulatinamente el perímetro de seguridad.
Por lo demás, la Generalidad atribuyó la pasividad a que había que esperar a una orden de la Comisión Europea para poder sacrificar jabalíes, cosa que la UE desmintió tajantemente. Desde la aparición de los dos primeros cadáveres de jabalíes, el viernes 28 de noviembre, pasaron siete días hasta que finalmente se comprobó que el virus de los animales muertos no era el mismo que el de la peste porcina africana que circula por la Unión Europea, sino una cepa del grupo genético 29 que se utiliza en laboratorios dedicados a la investigación y al desarrollo de vacunas, entre otros fines.
Se encarga el Seprona
El laboratorio señalado por la Generalidad es el "Centre de Recerca (Investigación) en Sanitat Animal (IRTA-CReSA)" emplazado en el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona, en Bellaterra. Y el primer animal muerto se encontró en sus alrededores. El Ministerio de Agricultura ha encargado la investigación al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, a pesar de que en los últimos años ha visto muy mermada su plantilla en Cataluña.
El laboratorio, dependiente de la consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalidad, se erige ahora como el principal sospechoso del brote de peste porcina. En esas instalaciones se trabaja con el virus de la peste africana detectado en los jabalíes, aunque según fuentes internas no se tiene noticia de que haya habido fallo alguno en los estrictos protocolos de seguridad que deben cumplir los investigadores. Entre esos protocolos constan el uso de equipamientos de protección integral y las desinfecciones y duchas al abandonar el centro.

