En una rueda de prensa desde un hotel de la capital mexicana, Andrés Manuel López Obrador señaló que "como se comprenderá, no puedo aceptar ningún resultado hasta no tener la certeza de que se respete el voto de los ciudadanos". Además, agregó que "es imprescindible que no quede ninguna duda acerca de los resultados, por el bien de México y de nuestro pueblo".
El líder de la izquierda mexicana confirmó lo que su grupo hará: "Sí, vamos a impugnar", si bien apuntó que no actuará hasta que el Instituto Federal Electoral (IFE) concluya el escrutinio en cada distrito y dé a conocer los resultados definitivos: "Estamos recabando actas (electorales) y testimonios de irregularidades para proceder legalmente".
Horas más tarde, López Obrador pedía oficialmente el recuento de todos los votos. "Por el bien de la democracia, por el bien del país, deben contarse todos los votos para que no queden dudas", afirmó.
Además, también se atrevió a hacer serias acusaciones y argumentó que, "a todas luces", los comicios no fueron "ni equitativos, ni limpios", en primer lugar, porque "el PRI usó dinero a raudales –miles de millones de pesos–, de procedencia ilícita, rebasando con mucho lo permitido por la ley". "Tenemos pruebas de que en el estado de México gastaron 1.800 millones de pesos (107 millones de euros) en despensas. Podemos decir que, al menos, compraron un millón de votos. Y esto se dio también en otros estados", aseveró
Ya este domingo, y pese a todas las encuestas a pie de urna, el conteo rápido de la autoridad electoral mexicana, la felicitación del propio presidente Felipe Calderón y el discurso de victoria de Enrique Peña Nieto, López Obrador dijo que esperaría hasta el miércoles los resultados oficiales del Instituto Federal Electoral (IFE).
Pero no es la primera vez que la izquierda, y más concretamente López Obrador, se niega a aceptar resultados electorales. En las pasadas de 2006, rechazó la victoria de Felipe Calderón y llegó al absurdo de hacerse nombrar "presidente legítimo" en plena plaza del Zócalo de la capital en un nuevo acto de protesta por los resultados electorales.