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Al PP lo ha insultado Arzallus por no ir a la marcha “ETA kanpora” convocada por su pupilo Ibarreche, y le ha agradecido a coces su ausencia, porque “mucha gente nuestra no quería manifestarse con ellos”. Tras desmentir así la supuesta intención unitaria y antiterrorista de la convocatoria, atacando al segundo partido más votado del País Vasco y primero en Navarra y en toda España Arzallus ha añadido el recuerdo de un espeluznante agravio pasado al agravio presente, al recordar que a una de las pocas manifestaciones anti-ETA convocadas por el PNV, hace una veintena de años, “no fue invitada UCD, donde entonces militaba Mayor Oreja, porque “no tenía credibilidad”.

Era la época en que a las víctimas de ETA las sacaban de las iglesias por la puerta de atrás, en la que a las víctimas se las injuriaba “in articulo mortis” con “algo habrá hecho” y en que el PNV y el PSOE negaban “credibilidad democrática” al partido que había traído las libertades, la democracia y la autonomía, y que padecía el mayor número de asesinatos a manos de ETA. Era la época de mayor abyección moral de la moderna historia de España, a la que PNV y PSOE quieren, mano a mano, devolvernos.

Era y es el modelo de complicidad real con el terrorismo que se trataba de disfrazar en esta convocatoria bajo el lema “ETA kanpora”, tras rechazar la banda criminal el proyecto separatista de Ibarreche, porque ella tiene su propio modelo y porque, hasta ahora, les ha ido bien diversificando sus tareas: sacudir el árbol y recoger las nueces, tiro al blanco contra los socialistas y pacto con el PSE en las instituciones. Si les va bien, ¿por qué cambiar?

Lo asombroso es que cambien aquellas personas, y singularmente aquellos intelectuales a los que por oponerse a esta doble política nacionalista, criminal y cómplice, caníbal y vegetariana, les ha ido mal. A los que se ha tratado de asesinar por rechazar el yugo del PNV junto al de ETA, porque son formas complementarias de opresión ante las que la mayoría baja la cerviz. Ayer se presentaron en la manifestación de Ibarreche, de la que sobraba Mayor Oreja y a la que habían renunciado a ir Redondo Terreros y Rosa Díez, unas decenas de personas de Basta Ya, encabezadas por Savater y Edurne Uriarte. Tras abandonar a los que, por coherencia intelectual y política, se han negado a respaldar esa mascarada, los de “¡Basta ya!” fueron abucheados e insultados por esos manifestantes que, según decían en el untuoso y falsísimo comunicado leído al final de la mani-trampa, habían abandonado sus diferencias para unirse frente a ETA. ¡Ya! Por eso, porque lo principal es la diferenciación de ETA y no entre los partidos políticos “democráticos” insultaban a Mayor por no ir y a Savater por haber ido. Tras cornudos –o tras poner los cuernos a los suyos con las directrices de PRISA y el PSOE (Savater ya no parece recordar la foto del Kursaal, entre Mayor y Redondo)–, apaleados.

En cuanto a lo proclamado por el filósofo sobre su empeño en participar en cualquier manifestación contra ETA, aunque la convoque Ibarreche, permítanos dudarlo. Al menos hasta que se someta a la que, en honor a su inventor, llamaremos “prueba Yanke” de incondicionalidad antiterrorista: ¿a que no se manifiesta con los ultras tipo Sáinz de Inestrillas en la primera manifestación que celebren contra ETA? ¿A que no?

Aquí ya nadie engaña a nadie, salvo el que, por cálculo o necesidad, quiere engañarse a sí mismo. Pruebas cantan.

En España

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