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Federico Jiménez Losantos

Trueba presume de superioridad moral ante las víctimas

Si no supiéramos que en el mundo del espectáculo la vanidad es un factor esencial, tan oceánico como irredimible, pensaríamos que Fernando Trueba es un canalla que no ha dudado en presumir de superioridad moral en la lucha anticastrista ante centenares de víctimas directas del dictador comunista. Y si no supiéramos que para la izquierda la conciencia de superioridad moral es una segunda naturaleza, inasequible a la realidad de los hechos y a la humildad de las personas conscientes de sus limitaciones, pensaríamos que el cineasta español es un sujeto despreciable que no vacila en presumir ante los que llevan toda su vida padeciendo los crímenes del castrismo en sus familias y en sus personas de cuál es la verdadera posición desde la que resulta éticamente aceptable oponerse a la dictadura, que es la suya. La suya y la de sus amigos artistas, los Bardem y compañía, que tantos días y tanto esfuerzo emplearon en oponerse a Bush y a Aznar y que, como era de esperar, no han perdido ni un minuto de su valioso tiempo en pasear su palmito rebelde para criticar los últimos crímenes y asesinatos del castrismo.

Pero Trueba ha querido convertir, como Caldera, un acto de condena al dictador en un acto de condena paralela a los que llevan toda su vida oponiéndose al dictador y pidiendo no un modestísimo embargo como el que los USA mantienen con respecto a la tiranía castrista sino un verdadero bloqueo político, económico y diplomático como el que se mantuvo contra Suráfrica. ¿Ha pedido eso Trueba? ¡Como lo va a pedir! ¿Ha ido Trueba a la concentración anticastrista para solidarizarse con las víctimas del castrismo? Por supuesto que no. El elemento definitorio de la posición política de Trueba y de casi todo el mundo del espectáculo es oponerse a los Estados Unidos, el mismo país del que sin embargo mendigan anualmente la calderilla de un “Oscar”, a veces consiguiéndolo. A lo que fue Trueba a la concentración anticastrista fue a insultar a las víctimas y a provocarlas, a decirles que no tienen derecho a criticar a Castro si no hacen como él, como los Bardem, dedicando lo esencial de su esfuerzo a criticar a los Estados Unidos.

Ha dicho Trueba que estar contra la guerra de Irak es estar contra Castro, y nada más falso. La prueba es que la inmensa mayoría de los que están realmente contra Castro no están contra la guerra de Irak y que la inmensa mayoría de los que están contra la guerra de Irak no están contra Castro. Al contrario, la mayoría de esos “artistas contra la guerra” han participado en multitud de iniciativas a favor de la dictadura castrista y en contra de la oposición democrática. Siguen haciéndolo. Pero hay más coherencia y menos crueldad intelectual en los castristas criminosos que en los vanidosos progresistas como Trueba, que tiene la cara de presentarse ante las víctimas del castrismo a exhibir una supuesta superioridad moral y a presumir de su identificación con “los Bardem”, no con los anticastristas. Es como los del PNV mientras les dejaron, que iban a los entierros de las víctimas de ETA a criticar por igual a la banda y a los partidos políticos españoles a los que pertenecían las víctimas, indiferentes al dolor humano e invulnerables a la humildad política. Dijo Trueba en la recepción del Oscar que no creía en Dios, pero creía en Billy Wilder. Fue una concesión comercial al auditorio, como la de Almodóvar. En quien cree realmente Trueba es en Trueba. Fidel Castro y sus víctimas sólo le han brindado una ocasión más de exhibir su verdadera fe.

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