Existe un estándar desconocido por la mayoría pero que lleva ya un buen montón de años funcionando en la red. Se llama RSS, siglas que significan Really Simple Syndication o Rich Site Summary, dependiendo de a quién preguntes. Fue creada en 1997 por Userland y Netscape, con el objeto de competir con los canales del Internet Explorer a través de su portal configurable “My Netscape”; permitía incluir contenidos de otros sitios web al portal personalizado de cada usuario. Pero cuando dos años después Netscape abandonó el proyecto, parecía que el estándar había muerto.
RSS fue diseñado pensando en sitios web de noticias. Facilita un mecanismo extremadamente sencillo para permitir que otras páginas puedan incluir los titulares ofrecidos a través suyo. Por ello, cuando empezó la revolución de las bitácoras, la blogosfera adoptó este estándar como forma de compartir sus contenidos. Actualmente, miles de páginas web de los más variados temas ofrecen sus titulares en RSS. Recientemente, Libertad Digital se ha unido al grupo.
La pequeña revolución que está teniendo lugar es el uso de programas denominados “agregadores RSS” entre los usuarios corrientes y molientes de la red. Supone una alternativa cómoda a la navegación por los sitios de noticias habitualmente consultados, portada a portada, pues te permiten ver los titulares y acudir al sitio web sólo para ver las noticias interesantes. Y, sobre todo, permite sustituir a los boletines enviados por correo electrónico. El principal problema del correo electrónico es que deja todo el poder en manos del emisor. Una vez que éste tiene tu dirección, no puedes limitar los envíos, lo que abre al spam la puerta y las ventanas y hasta esa portezuela que usan los gatos en las películas americanas. Además, tienes que conformarte con recibir el contenido seleccionado por el emisor a las horas que éste considere oportunas.
En cambio, empleando agregadores como FeedDemon, NewsFeed o SharpReader, podemos realizar una suerte de suscripción a medida. Cogemos los titulares cuando nosotros decidimos, y seleccionamos los contenidos que a nosotros nos interesan. Y evitamos tener que dar nuestra cuenta de correo por ahí. La única pega es que estos programas están en inglés, pero no creo que tarden demasiado en aparecer traducciones.
Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.
En Tecnociencia
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