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Los hay que no aprenden. A estas alturas, debería estar claro que la ONU, al menos esta ONU, no tiene remedio posible y que o se crea en Washington y Nueva York un vasto operativo para corromper a sus jerarcas, con lo que cada vez resultarán más caros, o Estados Unidos tiene que mandarlos a freir espárragos, porque ni comen, ni dejan comer, ni dejan de incordiar. Los USA pueden vivir sin la ONU; la ONU no puede vivir sin los USA. Eso es evidente, pero conviene creérselo para que esa gigantesca cuadrilla de charlatanes y burócratas intransitivos también se lo crea y la Administración Bush no acaba de creérselo. O no acaba de actuar en consecuencia. Lo que es peor: han vuelto a la UNESCO, y las confesiones lírico-maritales de Laura Bush prueban que todo lo que no sea salir huyendo de ese engendro es una fuente segura de dislates.

Es la segunda vez (¿o la tercera, o la vigésimo novena?) que “Kakoffi” Annan toma a Colin Powell por el pito del sereno. Entre los franceses y este artista de la simulación y el chantaje de guante blanco lo engatusan y torean siempre con el mismo truco en tres tiempos: 1/ Promesas de una resolución en el Consejo de Seguridad que legitimará ante el mundo, o parte de él, las actuaciones norteamericanas; 2/ Llegada al Consejo de Seguridad de la moción supuestamente esperada; y 3 / Boicot primero solapado y luego abierto a la moción, con lo que los USA quedan como impostores idiotas que han mendigado en vano el respaldo de las autoridades legítimas. Se lo hicieron cuando la guerra de Irak, cuando Villepin engañó a Powell. Se lo han vuelto a hacer, con el mismo similitruqui. Se lo harán siempre, porque la cabra tira al monte.

Y sea por ingenuidad, sea por electoralismo, sea por una mezcla de ambas cosas, la Administración Bush o al menos su Departamento de Estado cae una y otra vez en la trampa, teniendo que recoger del suelo los cascotes de la recompuesta porcelana. No es de extrañar que la contraofensiva de imagen del gobierno americano la protagonicen Cheney, Rice y el propio Bush. ¿Y dónde está Powell? Pues, como Wally, perdido en el caos, náufrago en la turbamulta, sitiado en la multitud. Está claro que lo de la milicia no es la diplomacia: o se pasan o no llegan. Powell no llega y, naturalmente, Annan se pasa. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. El colmo es, encima, subvencionar a la piedra.

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