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Ni el respaldo aparentemente sentimental de Bono a Ibarra, ni el súbito calentón antinacionalista del presidente extremeño, ni siquiera el arrebato autoritario de Zapatero impidiendo la mera presentación en el Comité Federal de la propuesta ibarresca parecen ajenos a una forma de actuar que va imponiéndose inexorablemente en el PSOE y que se encamina no a vencer el 14 de marzo sino a sobrevivir el 15; no a ganar al PP sino a impedir que dentro del PSOE los escombros de la derrota se lleven por delante a Zapatero y a los enemigos de Zapatero, a los que piensan que el nacionalismo es el peor enemigo del PSOE y de España y a los que piensan que lo de España es una abstracción derechista y que lo importante es la conciliación de intereses dentro de la izquierda plural. Más que plural: poliédrica, marabúntica, centrífuga y malcontenta.
 
Si los pasos electorales de Zapatero empiezan a repetir puntualmente los de Almunia en las elecciones de 2000, incluyendo sus ocurrencias sobre educación, sus especulaciones sobre el número dos de Madrid y otros fiascos pasados que se hacen presentes, no caben muchas dudas de su propósito esencial en esta campaña: preparar su supervivencia como candidato para 2008. Si hubiera aceptado el papel de Sagasta de Aznar, se habría acercado mucho en este mes de Marzo. Por sectarismo, ambición y falta de principios y de respeto a las reglas del juego quiso tomar el Poder por asalto en 2003 y tendrá serios problemas para seguir aspirando a él en 2005. La avaricia totalitaria rompe el saco democrático. Menos mal.
 
La gran incógnita del PSOE empieza a ser su estrategia si el PP gana las elecciones y vuelve a formar Gobierno: ¿volverá a los principios de consenso nacional y constitucional del primer año zapateril o se atrincherará en la estrategia de desestabilización del sistema, que ya hemos vivido durante la crisis del “Prestige” y la guerra de Irak, que tiene  su traslación en las alianzas con separatistas, comunistas y cualquier “ista” civilizado o caníbal siempre que sea contra el PP? ¿Seguirá siendo la sección parlamentaria de la SER o aspirará a ser alternativa de gobierno? Para ser una alternativa nacional hay que empezar por tener una cierta idea nacional, que es justamente lo que el PSOE ha renunciado a tener. ¿Entonces? ¿Qué va a pasar en la izquierda?
 
Eso es lo que quisieran saber ellos. Da la impresión de que, mientras se hunde el Titanic, la preocupación de los náufragos socialistas es ver a quién de entre ellos se le ha puesto cara de tiburón. De momento, todos calamares.
 

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