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Federico Jiménez Losantos

La campaña del PP va tomando forma

Justo antes de empezar la campaña oficial, las dos últimas semanas, el PP parece haberle cogido, como se dice en el fútbol, “el aire a la competición”. Se supone que esto es una táctica deliberada del equipo de Rajoy, que encabeza –conviene no olvidarlo– el jefe de campaña de Aznar en las elecciones de 2000, las de la mayoría absoluta, un tal Mariano Rajoy. También podría ser el fruto natural del rodaje de la campaña o de la planificación del equipo de Elorriaga, o todo a la vez. Y, naturalmente, no sabemos hasta qué punto el PSOE y sus alianzas infames en Cataluña han favorecido los propósitos del partido del Gobierno. Que no los han perjudicado parece evidente, pero nadie podrá medir nunca lo que realmente pueda pesar en la decisión final de los electores. Tampoco ha podido realizar el PP la campaña que tenía prevista, en forma y en contenidos. Pero entre dedicarse a desmentir los ominosos hechos de Perpiñán, como Zapatero, o criticarlos, como Rajoy, hay un abismo.
 
Sin embargo, quizás la primera vez en que hemos creído percibir que un mensaje del PP llegaba en fondo y forma al electorado ha sido al explicar Rajoy sus medidas de apoyo fiscal a las familias con hijos, mientras Montoro anunciaba un superávit en las cuentas del Estado de 2003 tan extraordinario como relativamente inesperado. Y digo relativamente porque ya casi nos vamos acostumbrando a que las cifras en economía sean aún mejores que las previsiones oficiales. Juntos, los datos de la recaudación fiscal y las previsiones de gasto para ayudar a la gente “simplemente a vivir un poco mejor”, acertadísima fórmula de Rajoy, tienen todo lo que un publicista político desea para unas elecciones: inteligibilidad y credibilidad, que el mensaje sea bueno y que la gente se lo pueda creer. Rajoy insistió en el Colegio de Economistas en que la prosperidad está basada en la seguridad institucional, cosa que además de ser cierta conviene repetir incansablemente. Y ambas cosas sólo las defiende y garantiza el PP. En la medida en que este mensaje cale en el electorado, en todo él, Rajoy tendrá en la mano la victoria.
 

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