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Zapatero está a punto de cometer el mismo error de González en política exterior cuando llegó al Gobierno: poner a un demagogo tercermundista e irresponsable al frente de la diplomacia de un país que sólo puede alinearse con Occidente en general y con los USA en particular, porque ni siquiera tenemos la geografía y la fuerza de Francia y Alemania para traicionar a nuestros aliados. La prueba, Perejil.
 
Fernando Morán era algo más solvente que Moratinos, pero dentro del caos de la izquierda de principios de los 80, más cerca de la URSS que de los USA. A comienzos del año 82 publicó en Planeta un libro titulado “Una política exterior para España”, y al llegar González al poder en otoño de ese año, tuvo ocasión de poner en práctica lo que allí predicaba.
 
Hizo todo lo contrario. Ni una sola de sus propuestas dejó de ser rectificada, a veces con claridad y a veces de forma tortuosa y escondida, pero González le obligó a poner en práctica todo lo contrario de lo que había preconizado en su libro. Al final, harto de él, lo echó con cajas destempladas y puso en su lugar a Francisco Fernández Ordóñez, proamericano y anticastrista, que acabó de cambiar el rumbo tercermundista de Morán.
 
Moratinos parece un sobrino de Morán y no el más listo de ellos. Cree que puede hacerse demagogia con los intereses de un país y eso, aparte de perjudicar a ese país, es imposible. Por supuesto, puede hacer daño y mucho, pero lo normal es que al cabo de poco tiempo, o hace lo contrario de lo que dice o se irá a la calle. Tiene la cara más dura que Morán pero sus argumentos son todavía más inanes. Es a Morán lo que Zapatero es a González, pero sin merecer el acceso al célebre beneficio de la duda. Lo que más nos preocupa es que, como bien de Estado que es todo ministro del PSOE (según la definición célebre de Enrique Barón), pase demasiado tiempo con su amigo Arafat. Dadas las circunstancias, mejor que lo trate por teléfono.
 
Todavía queda un mes para la formación de Gobierno. Fernández Ordóñez, Paco, tenía un hermano, Miguel Angel, que afortunadamente vive y además trabaja para Polanco. A lo mejor Zapatero podría ahorrarse y ahorrarnos muchos disgustos. Es sólo una sugerencia.
 

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