Lejos de tranquilizarme, la intervención anoche en "El Tirachinas" de la Cadena Cope de Toni Jurado, presidente de la Federación Catalana de Korfball, me inquietó aún más si cabe. Ya no tengo ninguna duda. Con sus declaraciones Jurado confirmó implícitamente que esta repentina "deportivización" de la política tiene como objeto fundamental contribuir, en la medida de sus posibilidades, a la voladura de todo lo que tenga que ver con España. Este caballero nos lanzó una "perla" que retrata a las mil maravillas la situación actual. En plena disertación del "via crucis" por el que había tenido que pasar el korfball catalán hasta su reconocimiento oficial por parte de la Federación Internacional, Jurado comparó en este aspecto la situación catalana con la de Palestina, "un país sin Estado pero que también está reconocido internacionalmente en algunos deportes". Existe, sin embargo, una diferencia de matiz entre ambas, una diferencia probablemente prescindible y poco relevante desde el punto de vista de Toni Jurado: Cataluña sí pertenece a un Estado, en concreto al Estado español.
El argumento resulta así de falaz. Puesto que al korfball sólo se juega en Cataluña y entre catalanes, ¿qué hay más justo que admitir a Cataluña como miembro de pleno derecho de la federación internacional?... Pero Cataluña es España, ¿no es cierto?... Toni Jurado confesó que ellos se venían dirigiendo al Consejo Superior de Deportes desde 1997 para solicitar algún tipo de "reconocimiento, asociación o entidad". Pero en ningún momento dijo que le hubieran pedido al Consejo la legalización de una Federación Española sino que utilizó los tres términos anteriormente citados: "reconocimiento", "asociación" o "entidad". Por otro lado, ¿qué calado social tiene el korfball en Cataluña?... El propio Jurado admitió que existían sólo 2.800 licencias, la mayoría de ellas correspondientes a categorías inferiores o escolares.
