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Agapito Maestre

El golpismo socialista

La entrevista de Rajoy es tan impecable como sus intervenciones en las Cortes. No cede absolutamente en nada a los entrevistadores y les demuestra que está muy por encima de sus preguntas trampa.

Excepto un asunto, ajustada a razón, inteligente y sensata hallo la entrevista de Rajoy en El País. Es fino mostrando el golpismo que envuelve a este Gobierno. Pero, antes de nada, reconozcamos que mal, muy mal, tienen que ver la situación política los de El País para darle una entrevista a Mariano Rajoy, que ha sabido aprovecharla para dar una lección de democracia a quienes sólo quieren utilizarla para sus intereses. Lección primera, pues, para los palmeros de Zapatero, o sea, los entrevistadores de Rajoy, que le han hecho una entrevista a cara de perro de la que ha salido fortalecido a la hora de ofrecer criterios rigurosos sobre el 11-M, la imposición golpista de un modelo de Estado Confederal, el combate contra el terrorismo y, sobre todo, la defensa de la unidad nacional. El jefe de la oposición ha demostrado que es un hombre de principios, un demócrata, que se enfrenta a un golpista posmoderno, un jefe de Gobierno que está acabando con la nación por vías opacas, alguien que quiere cambiar las reglas del juego de la democracia bajo el pretexto de que sólo quiere hacer reformas parciales de los estatutos de autonomía.

Respecto al Estatuto de Cataluña, por ejemplo, Rajoy demuestra con brillantez que esa operación de Zapatero es una villanía en términos jurídicos, políticos y, por supuesto, de financiación. A partir del Estatuto de Cataluña se abre la vía para crear un Estado Confederal, casi un monstruo, difícil de llevar a cabo, inaplicable, porque es sencillamente imposible de coordinar, según Rajoy, el principio de inversión aplicado a Cataluña con el de territorialidad y población que se prepara para Andalucía. Los razonamientos, en fin, de Rajoy son magníficos a la hora de desmontar las argucias de nacionalistas y socialistas. Tan firmes son sus posiciones a la hora de defender la unidad nacional, y el principio de igualdad entre todos los españoles, como crítico se muestra con la aprobación del Estatuto de Cataluña.

La entrevista de Rajoy es tan impecable como sus intervenciones en las Cortes. No cede absolutamente en nada a los entrevistadores y les demuestra que está muy por encima de sus preguntas trampa. Sin embargo, hay una sola cuestión que no acabo de entender ni ahora ni hace un año. Me refiero al tipo de oposición que ha llevado a cabo Rajoy. Sí, lejos de la acusación de los entrevistadores sobre la dureza de su oposición, creo que el comportamiento del PP ha sido demasiado moderado, casi de actitud mojigata, pues cuando Rajoy, por vez primera, se percató de que Zapatero no tenía otro objetivo que desmontar la unidad de España, o sea, construir un régimen político dejando a la oposición al margen, debería haber convocado inmediatamente una gran manifestación o algo parecido que representase de verdad a los diez millones y medio de votos que lo respaldan.

Eso, sin duda alguna, hubiera sido más contundente, y quizá más fácil, para demostrar que Zapatero quería romper España que recoger cuatro millones de firmas para hacer un referéndum nacional, siempre complicado, que demuestre la ilegalidad de un referéndum autonómico sobre el Estatuto de Cataluña. Pues, aunque algunos les cueste reconocerlo, en el camino de esa complicada operación se han perdido, en efecto, más de seis millones de votos... ¡Cuidado que nadie nos acuse de nada, pues, antes, mucho antes, que la señor Fernández de la Vega, yo le dije en estas páginas!

Pero, de todos modos, habrá que hacer de la necesidad virtud. ¡Cuatro millones de votos son más que suficientes para convocar los referendos que hagan falta!

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