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Antonio Robles

El vino la hizo entrar en razón

Habríamos de necesitar muchos siglos para ponerle límites a las drogas, para educarnos en su consumo. Por eso, sobre todo por eso, son tan perversas. El vino es precisamente esa deliciosa droga que arrastra siglos de integración y educación.

Paradojas de la política: trató la ministra de apartarnos del vino y fue éste la causa de la retirada de su ley del alcohol. Le está bien empleado, por aguafiestas. Elena Salgado es nativa de la península Ibérica y aún no se ha enterado que desde los griegos buena parte de nuestros paisajes respiran por viñedos y olivares.

Habría de haber descansado una tarde apacible de verano bajo un parral de hojas verdes y racimos maduros. Unos tacos de queso, un mendrugo de pan, dos lonchas de jamón y un vaso de vino tinto. El horizonte trenzado de cepas, caminos de tierra y paredones abrazando olivos centenarios. El tiempo transcurre, afloran los buenos sentimientos mientras la tarde se cae en medio de las palabras y los amigos.

¿Esta señora sabe que la salud empieza en la vida y la vida necesita pellejos llenos de efluvios espirituales? ¿Acaso cree que vive más sano aquel que se encierra en un confesionario profiláctico que quien se da el gusto de saborear un buen vino?

Mal concepto tiene de la salud. Desde la mas profunda antigüedad, el vino nos acompañó en los momentos mas felices de nuestras vidas: las veladas griegas de filosofía, las bacanales romanas, la boda de la hija, el cumpleaños del abuelo, la fiesta de despedida, la celebración de un titulo, unas tapitas en la barra de un bar repleto de amigos, la primera cena con el amante, con la novia, con la mujer, las comidas de todos los días... Siempre el vino.

Ese afán prohibicionista de la ministra ni siquiera hubiera servido para apartar a los niños del alcohol. Sólo aquellos rapaces acostumbrados a ver a sus padres tomar una copita de vino serán capaces de adquirir la cultura moderada de éste. Desde pequeños viven rodeados de su presencia y, si bien no suelen rechazarlo, les ayuda a convivir con él sin excesos.

Ninguna droga lleva a la moderación. Habríamos de necesitar muchos siglos para ponerle límites a las drogas, para educarnos en su consumo. Por eso, sobre todo por eso, son tan perversas. El vino es precisamente esa deliciosa droga que arrastra siglos de integración y educación. Si rompemos ese eslabón, los adolescentes ya no tendrán referencias. ¿Se da cuenta la ministra del disparate que podría haber cometido?

Sin lugar a dudas, Elena Salgado, como el Gobierno socialista de la que es ministra de Sanidad y Consumo, repiten errores de adolescente. Lo hicieron cuando implantaron la LOGSE y acabaron con la educación. Ahora querían ser más buenos que el pan, y a punto estuvieron de dañar a un sector productivo importantísimo en España.

Esperemos que la ministra acepte una buena copa de vino cada vez que tenga la tentación de robarnos la vida.

Es paradójico también que quienes menos serios se ponen contra la juerga del botellón, sean quienes hayan pretendido hacer una ley del alcohol restrictiva para el vino. El buenismo de todos los días, la confusión entre autoridad y autoritarismo, una generación de curas laicos y ateos reprimidos.

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