Agustín Fuentes me envía una larga requisitoria sobre la mentalidad de los distintos votantes en las pasadas elecciones. Este hombre tendría que escribir un libro con sus observaciones. No es el único libertario con esa capacidad analítica. Entresaco solo un párrafo: "El que vota al pesoe lo hace con las mismas motivaciones con las que juega a la ONCE: como no soy capaz de cambiar la realidad voy a ver si la suerte me la cambia y consigo que todo me vaya bien a base de desearlo. Y, como en el caso de la lotería, de cualquier tipo, el que no toque –el que los resultados políticos sean un desastre que les perjudique– da igual, se sigue jugando... o votando, porque lo importante es mantener la esperanza a todo trance como contrapunto a una realidad que se soporta sin aceptarla, ni asumirla ni entenderla."
Ignacio Frías me confirma la veracidad sobre la "Asociación de Viudas Democráticas" de Vigo. Nada menos que se ha presentado en sociedad con el apoyo de la concejala socialista del Ayuntamiento de Vigo, María Xosé Porteiro. Mi opinión es que una asociación con ese nombre resulta ridícula, aunque no más que la Asociación de Jueces para la Democracia. Esas excrecencias son restos del franquismo.
Antonio Rosado me envía una estupenda pieza informativa en la que se explica muy bien la "crisis de las hipotecas", que así pasará a la Historia. La clave está en la creciente circulación de hipotecas que no se van a poder pagar. Se trata de un fenómeno inflacionario, que empieza en los Estados Unidos. Es el tema fundamental de la discusión pública. De momento, la única solución que se apunta (por los republicanos y más aun por los demócratas) es la de inyectar dinero público a los bancos y a los sufridos pagadores de hipotecas. Es decir, más inflación en perspectiva (Keynes redivivo). Una vez más, el remedio va a ser peor que la enfermedad. Y mientras, el precio del petróleo sigue subiendo. Así que átenme esa mosca por el rabo.
José Mª Navia-Osorio razona que lo del "calentamiento global" suena al tipo de estafa colectiva que se llevó a cabo con lo del "efecto 2000". Me cuenta don José Mª los atribulados momentos de la nochevieja de 1999, obsesionados los altos funcionarios por el eventual desastre del "efecto 2000" (se estropearían los ordenadores y los otros cachivaches electrónicos, como los semáforos o los quirófanos). Naturalmente, llegó el filo de la media noche y no pasó nada. Don José Mª comenta que, tanto lo del "efecto 2000" como lo del "calentamiento global" son algo así como la nueva versión de la profecía de Nostradamus. Añado que en la misma línea están "los protocolos de los sabios de Sión". Todavía más reciente es el bulo (difundido con éxito en los países islámicos) de que la noche anterior al infausto "11 de septiembre", los empleados judíos de las Torres Gemelas recibieron sendas llamadas para que al día siguiente no acudieran al trabajo. Lo que no entiendo es por qué se pasaron en vela toda la noche del 31 de diciembre de 1999 los altos funcionarios de Asturias (y supongo que los de otras regiones). A primera hora de la tarde ya se fue viendo que el fin de año "entraba" por Australia, Japón, Malasia, etc. y no se producía ningún desastre electrónico.
Aprovecho para recordar que sí hubo un gran beneficio con ocasión de los terrores del año 2000. Lo recogieron algunas empresas informáticas de la India al haber suscrito contratos millonarios para reprogramar los ordenadores de medio mundo. Mucho me temo que los terrores del "calentamiento global" lleven a muchas organizaciones a obtener pingües ingresos. Suscribo la coda y la coña de don José Mª: "¿Qué quiere usted que le diga? A mí lo de Al Gore me parece un comicio" (a la asturiana: comicio= comer a costa del erario)."

