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Gina Montaner

Un cuento de Navidad

En la mejor tradición dickensiana, Jamal acaba por triunfar porque la honestidad y el tesón vencen a las fuerzas del mal. O por lo menos eso aprendimos de aquellas formidables novelas que encendieron el fuego de nuestra imaginación infantil.

¿Cómo olvidar la historia de Oliver Twist, ese huérfano que en plena revolución industrial huía del villano Fagin en las calles de Londres? En las novelas de Charles Dickens, los héroes sufren todo tipo de vicisitudes en manos de malvados que pretenden acabar con su inocencia, pero al final el protagonista vence los obstáculos y sale crecido de ese viaje iniciático que lo forja.

Jamal Malik, el protagonista de Slumdog millionaire, la mejor y más vibrante película de este año, es la versión india de Oliver Twist. Inspirada en la novela Q and A, de Vika Swarup, el director escocés Danny Boyle sigue las peripecias de este chiquillo de los arrabales de Bombay quien, junto a su hermano y la pequeña Latika, conforma un trío de mosqueteros en miniatura que debe luchar para sobrevivir entre la podredumbre y contra los que pretenden explorarlos. Seguimos las aventuras y desventuras de Jamal en una sociedad dura y cruel, desde su niñez hasta que se convierte en un joven dispuesto a jugárselo todo en un concurso televisivo. En la mejor tradición dickensiana, Jamal, que es la voz de los desposeídos, acaba por triunfar porque la honestidad y el tesón vencen a las fuerzas del mal. O por lo menos eso aprendimos de aquellas formidables novelas que encendieron el fuego de nuestra imaginación infantil. De aquellas lecturas se desprendía que había cabida para la justicia. El gran Charles Dickens no podía equivocarse con su infalible fórmula literaria.

Pero llegó la Navidad de 2008 y, en el umbral de otro año, los Fagin de este mundo se han multiplicado mientras que los Oliver Twist parecen no ser capaces de imponerse a la pudrición moral que corroe las instituciones y destruye el tejido social, dirigidas por tipos inescrupulosos y de ambición desmedida. Cuando creíamos haberlo visto todo en un Wall Street que se ha destapado como la Sodoma y Gomorra de las finanzas, apareció Bernard Madoff, el más vil de todos los Fagin contemporáneos, con una pirámide de millones que al desplomarse ha arrastrado a miles de estafados en varios continentes.

Como la vida no es nada más que el reflejo de las novelas que de niños nos robaban el sueño, los giros inesperados desvían el guión que parecía escrito sobre piedra. A pesar del desánimo general que por momentos roza la indignación colectiva frente a tanto despropósito, otro Jamal, pero esta vez de carne y hueso, se ha llevado un premio de 300.000 euros tras haber comprado un billete de lotería para el sorteo Navidad en España. La noticia de "el Gordo" dio la vuelta al mundo. Jamal Sahid, un inmigrante de Bangladesh que se gana la vida trabajando en un restaurante de Barcelona, sueña con abrir su propio local de comidas y abandonar la hacinada vivienda que comparte con otros extranjeros.

Jamal Sahid no es el Jamal Malik que en el filme deambula como un perro herido por los barrios marginales de Bombay, pero ya conoce el desarraigo, la necesidad y el valor del esfuerzo personal. Como el muchacho de esta película que ya se perfila como favorita la noche de los Oscar, la fortuna le ha sonreído a modo de pasaporte para una vida mejor y con horizontes. Jamal Sahid, como el conmovedor Jamal Malik del celuloide, tiene intención de no desaprovechar su buena estrella. Ojalá que en el camino no se tropiece con los Fagin de este mundo. Le deseamos suerte.

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