Como a estas alturas todos ustedes seguramente sabrán, estos últimos meses han sido muy intensos en Libertad Digital, especialmente para quienes hemos estado involucrados en el rediseño de la web. Cuando se intenta jugar en las ligas mayores con una plantilla más propia de tercera regional –en tamaño, que no en calidad–, lo que sucede cuando hay un proyecto importante es que los mismos que nos dedicamos a mantener la web día a día debemos preparar al mismo tiempo ese gran salto. Adivinen a costa de qué.
No obstante, cuando uno es desarrollador web, periodista y columnista esto del pluriempleo se lo toma con una cierta e imprescindible filosofía. Lo cual no quita que haya labores que debiendo ser innecesarias quitan un tiempo precioso y producen una irritación creciente entre los que nos dedicamos a hacer sitios web. Seguro que mis compañeros de profesión ya saben de qué estoy hablando. Sí, del navegador Microsoft Internet Explorer 6, conocido en el gremio como IE6.
Actualmente, un 26% de los lectores de Libertad Digital visitan esta web con Explorer 6, un producto lanzado el 27 de agosto de 2001. Aunque en su día fue un programa extraordinario, sin rival a su nivel, no sólo está anticuado a estas alturas con respecto a lo que ofrece cualquier navegador moderno, sino que tiene más errores que un auto de Garzón. Así, es habitual que después de la laboriosa tarea de montar una web que se vea correctamente en Firefox, Safari, Chrome y Explorer 7, los desarrolladores contemplemos con horror que en IE6 desaparecen imágenes, se descolocan textos y, en definitiva, la página nada tiene que ver con lo que queríamos que se mostrara.
Casi todos esos problemas pueden ser solventados con bastante trabajo y un montón de horas desperdiciadas en repetidos procesos de prueba y error. No todos, sin embargo. Si usted está leyéndome con Explorer 6, no estará viendo algunas de las características del nuevo diseño de Libertad Digital, como las transparencias sobre las imágenes. También echará de menos algunos elementos eliminados, como los botones de ampliación y reducción del texto, labores ambas que los navegadores decentes ya pueden hacer ellos solitos. Y según pase el tiempo, cada vez menos desarrolladores web se preocuparán por usted, el hombre literalmente desactualizado, y crearán páginas que directamente no se verán en Explorer 6.
No voy a decir que me dé lo mismo que se cambie usted a Explorer 7, Firefox, Opera o Chrome, porque no es así. Al contrario que tantos otros, no le tengo inquina a Microsoft, lo que no quita para que reconozca que en materia de navegadores haya alternativas mucho mejores. Pero comparado con el abismo que hay entre Explorer 6 y cualquier otra cosa, el que se limite a actualizar a la versión 7 del mismo navegador es un problema menor, muy menor.
Haga su buena acción del día. Dele una alegría a su vecino, que se dedica a estas cosas de la web. Actualícese.