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Agapito Maestre

Riesgos y miedos

Nadie cree en Zapatero, pero son pocos los que se atreven a dar un paso al frente para hacerse cargo de la extrema gravedad de la situación económica y política.

Dicen los ilusos que "el Gobierno se ha puesto a gobernar", pero ya es demasiado tarde. No conseguirá aplacar a nadie. Sindicatos, patronal, oposición, líderes europeos y, en fin, los terribles mercados piden la cabeza de Zapatero. No son suficientes las medidas de ajuste económico ni el decreto sobre el mercado laboral para detener los riesgos, los altos riesgos, que corre Zapatero. El presidente del Gobierno tiene los días contados en esta legislatura: dimite o convoca elecciones anticipadas.

Soy escéptico sobre esa opinión. He ahí dos motivos de mi escepticismo. Primero. El Gobierno sigue tan fuera de juego como hace dos años, pero sigue en el poder, gana tiempo y desconcierta a sus oponentes gracias a las imposiciones de la UE. Segundo. Es cierto que esas acciones llegan tarde para España, seguramente demasiado tarde, pero no para el Gobierno; pues que son esas medidas las que están dándole vida al propio Ejecutivo, por ejemplo, ayer, en Bruselas, Zapatero sacó pecho por la reforma laboral aprobada el miércoles, e incluso el FMI ha valorado muy positivamente las medidas de ajustes adoptadas por España. 

No obstante, la crisis económica, sin duda alguna, puede acabar con este Ejecutivo, pero, por desgracia, también la propia envergadura de la crisis hace que los críticos de Zapatero se muestren cada vez más remisos e indolentes a la hora de pedir su cabeza. Para empezar, el PP ha dejado de pedir con insistencia el adelanto de las elecciones. Tampoco se le ve muy animado y contundente a la hora de pedir su dimisión. Y, por supuesto, son muy pocos, quizá ninguno, entre los políticos profesionales en activo que pidan un Gobierno de concentración nacional, que sería, en mi opinión, la mejor solución para empezar a salir de una crisis tan terrible.

Por lo tanto, nadie cree en Zapatero, pero son pocos los que se atreven a dar un paso al frente para hacerse cargo de la extrema gravedad de la situación económica y política. Esa baza no la desaprovechará un tipo como Zapatero. Su situación es de extrema debilidad política, pero la venderá como un triunfo. Todavía le quedan piezas para maniobrar, por ejemplo, supresión de algunos ministerios, remodelación del Gobierno, nombramiento de algún peso pesado de los socialistas, decreto sobre pensiones, etcétera, etcétera.

Sin embargo, quizá sólo haya un asunto que le resultará difícil ocultar a Zapatero, a saber, la intervención de la UE en la "suspensión de pago" de España. Sí, sí, España será intervenida más pronto que tarde por la UE como le sucedió a Grecia. De hecho, ayer, en la última reunión del Consejo de Europa, presidido por Zapatero, se hacían apuestas entre los periodistas y los políticos sobre cuál sería la mejor fecha para intervenir nuestra economía. ¿Qué pasará ese día? ¿Cómo reaccionará la opinión pública? Y, sobre todo, cuando llegue ese día, sí, cuando el Gobierno de España pida un crédito a la UE para pagar las deudas de España que vencerán el próximo mes, ¿qué hará el PP?

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