Menú
Agapito Maestre

Manda Zapatero

Según las declaraciones de Arenas en el Diario de Sevilla, parece que el PP cambia sus políticas de liberalización por las de intervención. Esto parece el mundo al revés. Sospecho que esto terminará pasándole factura al partido de Rajoy.

Es bueno no confundir los deseos con la realidad. La política tiene mucho de deseo, pero el analista político que confunde sus preferencias políticas con lo real, suele acabar de ideólogo, o peor, haciendo negocios sucios para sobrevivir. Seamos claros: Zapatero no está agotado ni mucho menos amortizado. A pesar de las múltiples voces que lo deslegitiman como cabeza de cartel de los socialistas para las próximas elecciones, hay todavía un largo partido que jugar. De momento, pierde y por goleada Zapatero; pero es menester dejar dos o tres cosas claritas para que nadie se llame luego a engaño.

Primero y principal: la gente no es tan tonta como creen los políticos del PP. No se puede hacer oposición "enfrentándose" a todo lo que propone el Gobierno, especialmente la actitud del PP ante la reforma del sistema público de pensiones no tiene nombre. Creen que el común de los mortales ha perdido el sentido sencillo y elemental de las cosas; creen los del PP que la gente no reacciona cuando una medida, como es la reforma del sistema público de pensiones, que debería estar abanderada por el PP se esconde en retóricas infumables. Por otro lado, según las declaraciones de Arenas en el Diario de Sevilla, parece que el PP cambia sus políticas de liberalización por las de intervención. Esto parece el mundo al revés. Sospecho que esto terminará pasándole factura al partido de Rajoy.

El segundo asunto importante es que Zapatero empieza a recibir caricias por toda Europa. No entro ahora sin son interesadas o afectivas, simuladas o ideológicas, entre otras cosas porque en el ámbito político lo que no es interesado es negociable. Lo cierto es que está recibiendo elogios tanto de von Rompui como de Merkel; por no decir nada de las declaraciones de Sarkozy que considera las medidas adoptadas por Zapatero, entre todos los socialistas europeos, las más cercanas a su programa. Zapatero, pues, se rehace; tarde, sí, pero está adoptando las medidas que exigen en Europa. Así las cosas, yo no tengo demasiada fe, por no decir ninguna en Elena Salgado, pero no puedo decir lo mismo de Campa. Ese señor me merece bastante más respeto, como economista y hombre de Estado, que otros muchos que han pasado por ese Ministerio. Y parece que ahora Campa está mandando como nunca antes lo había en su cargo.

El tercer factor, y quizá más decisivo de todos ellos, se refiere al propio Zapatero. Frente a quienes lo dan por muerto, yo mantengo que Zapatero está actuando ahora como un serio centrocampista que reparte juego por todas partes. La prueba fue que asistió al Parlamento a ver el debate sobre la prórroga del estado de alarma. No sonreía, no, porque la cosa era seria, pero estaba disfrutando enormemente en su interior. Le dio la palabra a Jáuregui, un político de toda la vida, para que defendiera la prórroga y lo hizo aseadamente. Y, además, ganó la votación por mayoría casi absoluta; el ridículo del PP fue de antología: se opuso con poderosas razones a la prórroga pero en la votación se abstuvo, quizá algún imbécil le llame a eso lógica democrática.

Ayer, Zapatero mandó a Pérez Rubalcaba a Afganistán. Oportuno en una época tan señalada darle cariño a quienes se juegan la vida por la libertad. Y, por supuesto, mañana seguirá mandando a quien haga falta a otro sitio; de modo parecido mueve el banquillo e, incluso, se trae a Madrid un político de la periferia para que sea el portavoz del partido. Nadie puede poner en duda que Zapatero todavía sigue mandando. Repartiendo juego. Nadie lo dé por muerto. Pérez Rubalcaba no hace nada sin consultar con el jefe. Pero, en cualquier caso, si alguien cierra los ojos y no quieren levantar acta de lo que digo, compare el nivel de confianza interna en el PSOE con la del PP. ¿Quién cuestiona a Zapatero? Pocos. Hay algunos, pero, en general, sus "críticas" son más por pose que por convicción; por ejemplo, el candidato de Castilla-La Mancha se trae, hace mucho tiempo, ese juego de sí, pero no... Nadie le da importancia. ¿Qué decir del PP? Nada, entre otros motivos, porque Álvarez Cascos aún espera cómo resuelve el asunto el gran líder.

En fin, si esos datos no fueran pocos a favor de Zapatero, añadan que ha venido Dios a verlo con el "sistema fiscal común" que prepara la UE. Aquí hay mucho partido que jugar. No está dicha la última palabra.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 2 comentarios guardados