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Agapito Maestre

Los empresarios y la batalla política

Quizá sea verdad que Zapatero esté muerto. Sí, sí, pero aún muerto gana batallas todos los días, todas las semanas, todos los meses y años, y así, muerto, camina hasta el final de la legislatura.

Podemos negar, incluso despreciar, las batallas políticas diarias que gana Zapatero, pero están ahí ante nuestros ojos. Es menester comentarlas. Criticarlas. Las encuestas, sin embargo, siguen dando ganador al PP por una ventaja significativa respecto del PSOE. Pero esta legislatura pasará a la historia política del PP por sus fracasos políticos, o peor, porque quizá se arrepienta de lo que no ha hecho. Terrible. Porque quien se arrepiente de lo que no ha hecho, como diría Maquiavelo, cae en dos vicios: cobardía y estulticia. Los resultados electorales pueden, no obstante, ocultar estos defectos políticos. Pero, de momento, Zapatero sigue ganándole batallas al PP. La del último fin de semana ha resultado apoteósica.

Sin despeinarse, y como si se tratara de un jefe del Gobierno de un Estado corporativista, Zapatero convocó por segunda vez, en cuatro meses, a los empresarios más importantes de España para intercambiar opiniones, pero sobre todo para hacer un seguimiento de las medidas contra la crisis que los propios empresarios le habían sugerido a los socialistas. El resultado para Zapatero fue tan impresionante como el alcanzado en el Parlamento para respaldar la participación de España en la guerra de Libia. Ganó por goleada.

Primero, Zapatero consiguió que aceptaran dialogar y consensuar asuntos importantes con el Gobierno, e incluso les sacó una propinilla para esconder las cifras del paro. Segundo, y quizá decisivo desde el punto de vista político, los empresarios le han dado legitimidad para que no convoque elecciones anticipadas. Tomó la palabra Botín, y le secundaron otros grandes empresarios españoles, para pedirle, por favor, a Zapatero que no convoque elecciones anticipadas, y se deje de plantear ahora, en pleno inicio de la recuperación económica, el debate sucesorio en el PSOE, porque sería contraproducente para atraer inversionistas a nuestro país.

Con este telón de fondo, la dirección del PP persiste en dar por amortizado a Zapatero. De acuerdo. También las encuestas predicen lo peor para los socialistas. Quizá sea verdad que Zapatero esté muerto. Sí, sí, pero aún muerto gana batallas todos los días, todas las semanas, todos los meses y años, y así, muerto, camina hasta el final de la legislatura. Por el contrario, el objetivo fundamental del PP, que no era otro que el adelanto de las elecciones generales, está siendo derrotado ampliamente por ZP. Es obvio que el PP está perdiendo esta batalla, y, aún peor, parece que la da por finalizada, porque ya sólo espera un triunfo tan apoteósico en las autonómicas y municipales que tape esta falta de iniciativa e imaginación y, sobre todo, inteligencia política, que habría puesto a Zapatero en la calle cuando peor le iban las cosas.

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