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Agapito Maestre

¿Jornada de reflexión?

La intervención de un político-basura, como Zapatero, ha sido imprescindible para alcanzar los actuales niveles de degradación del sistema político.

No se preocupen por la morralla de Sol. La morrallita, como decía la canción de Carlos Cano, somos todos. También soy yo. A todos nos gustaría estar en Sol, pero, ay, siempre hay un pero... El sistema nos atrapa, incluso a sus críticos más feroces. Y, sin embargo, la movida de Sol sirve para algo. Remueve conciencias. No es poco para quien sigue creyendo en las causas perdidas. Y la actual democracia española, no lo duden, es una causa perdida. Ha quedado reducida a un asunto moral. A pesar de todo, los ingenuos se pregunta: ¿Se respetará o no la jornada de reflexión? Inocentes. ¿Qué coño es eso de la jornada de reflexión? Nada, o peor, una impostura más de algo en lo que nadie cree. El día de reflexión es un adorno ridículo de un sistema político fracasado. A ese sistema le llaman democracia, cuando en verdad es sólo un día para que votemos de forma estabulada.

Ahora, unos días antes del 22-M, a los políticos se les llena la boca de algo que desconocen: democracia. Ni existen en los partidos políticos ni existe en las instituciones. La mayoría de la casta política está ahí para forrarse. Son todos sustituibles. Inservibles. Todo ha quedado reducido a un método para seleccionar los que previamente han sido nombrados a dedo por el jefe, sirviéndose de una ley electoral injusta y ridícula. Y preconstitucional. ¿Democracia? Qué coño democracia es esta basura que deja presentarse a los criminales de ETA a las elecciones. ¿Estado de Derecho? Qué mierda de Estado de Derecho es esto que nos impone las directrices sobre cómo tenemos que leer la historia de España y, sobre todo, adoctrina a nuestros hijos en las peores perversidades y manipula sus afectos más íntimos.

Aunque todavía veremos cosas peores, la cosa está tocando fondo. La intervención de un político-basura, como Zapatero, ha sido imprescindible para alcanzar los actuales niveles de degradación del sistema político; naturalmente, sin el acompañamiento de Rajoy, es decir, sin la molicie apolítica del jefe del PP, no hubiéramos llegado a tal degradación. En cualquier caso, las cosas son como son y, por supuesto, irán a peor, aunque la casta política lo oculte. La representación política, en España, seguirá siendo arbitraria y falsa. Y, por supuesto, el espacio público-político permanecerá secuestrado por los politicastros socialistas, populares y nacionalistas.

¿Qué puede esperarse de un sistema político que permite irse, poco menos que por la puerta grande, al político más cerril y, sobre todo, más totalitario que ha dado este régimen de la Transición? Zapatero se va, sí, y Rajoy ni siquiera ha hecho un amago de moción de censura. El sistema político español toca su fin. Pero, no se preocupe nadie, esto aún durará tiempo. Las elecciones se llevarán a cabo con relativa normalidad. A Esperanza Aguirre, a pesar de lo que digan sus cantores, le vendrá bien, muy bien, la concentración que está frente a su despacho. Y aquí paz y después gloria. Tranquilos.

No pasa nada. La movida de la Puerta del Sol es sólo un aviso, un alevoso recuerdo a los profesionales de la política, sobre la bajísima calidad de la democracia española.

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