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Guillermo Domínguez

Un señor en Alemania y un imbécil en Gijón

Clemente protagonizó un espectáculo lamentable al insultar y amenazar a un periodista que discrepó de sus métodos. Esta vez se ha pasado de la raya. Me apena que un imbécil como éste dirija los destinos de un histórico del fútbol español.

Ni la Champions, ni la exhibición goleadora en Pamplona, ni el cretino ese de Baracaldo... Permítanme que antes de hablarles de todas esas cuestiones me centre en la figura del caballero andante del fútbol español cuyas siglas responden a RGB. Seguro que ya saben de quién les hablo. Sí, me refiero a Raúl González Blanco, el mejor jugador español de todos los tiempos según palabras de Pep Guardiola. Ese delantero que, a punto de alcanzar los 35 años, se niega a morir. Deportivamente hablando, claro. Es el capitán y faro del Schalke, el espejo en el que mirarse de algunos compañeros que casi podrían ser sus hijos.

Silenciando las numerosas voces que se empeñan en jubilarlo, el siete eterno mostró todo el fútbol que aún atesora en el partido de la Liga Europa ante el Athletic. Hizo un doblete, tuvo el hat-trick a tiro y volvió a ganarse las loas de la prensa de Alemania, donde es tratado mejor que en su propio país. No irá a la Eurocopa, salvo que a Del Bosque se le cruce el cable, pero de nuevo apareció el debate sobre la selección.

La gran noche de Raúl se encargaron de aplacarla Llorente –éste sí que irá a Polonia y Ucrania– y el Athletic. El riojano también marcó dos goles que, unidos a los de De Marcos y Muniain, ponen al equipo bilbaíno con pie y medio en semifinales. Siguen afilando sus garras los leones de Bielsa que, después de haber eliminado al Manchester United, dan otro zarpazo camino de la final del 9 de mayo en Bucarest. La clasificación del Atlético de Madrid y del Valencia aún está por ver después de su exigua victoria ante los alemanes del Hannover y de la derrota frente al líder de la Liga holandesa, respectivamente.

También el Real Madrid ha cumplido con creces en Europa. Había barruntado yo, dejándome llevar por el fervor chipriota, que los blancos se las iban a tener tiesas con el sorprendente APOEL. Que iban a ganar, sí, pero que no iba a ser precisamente un camino de rosas. Qué equivocado estaba. Aunque le costara meterse en faena y más de una hora abrir la lata –tuvieron que ser dos suplentes, Marcelo y Kaká, quienes arreglaran el desaguisado–, el equipo de Mourinho acabó poniendo en su sitio a esa panda de tuercebotas del Mediterráneo, sin olvidar la sensacional actuación de un Benzema que está de dulce. No hay guapo que tosa ahora mismo al francés, que lleva seis tantos en los tres últimos partidos.

Si no ocurre nada raro, el Madrid jugará las semifinales de la Champions por segundo año consecutivo –en los seis anteriores no había sido capaz de pasar de octavos, conviene recordarlo– para medirse con el Bayern de Múnich. Eso será harina de otro costal porque el equipo alemán de Robben, Ribéry, Mario Gómez, Müller y compañía, que ganó holgadamente en Marsella, llega crecidito al duelo, dispuesto a dejarse el alma por jugar la final en su estadio el 19 de mayo.

El Barça lo tiene bastante más complicado. Si bien es cierto que en la ida de San Siro, en un partido en el que fue de más a menos, fue mejor que el anciano Milan (0-0), no es desdeñable que pueda llevarse un disgusto en el Camp Nou. Ya lo comprobó en sus carnes en septiembre, en el estreno de esta Liga de Campeones, cuando los rossoneri acabaron arañando un empate con ese inoportuno cabezazo de Thiago Silva en el minuto 92. Se llevaron los italianos un premio excesivo tras haber hecho gala del más puro catenaccio durante todo el encuentro. Pero también es verdad que aquello fue cuando la temporada estaba en pañales y ahora, a estas alturas, los culés están mejor, mucho mejor, que su rival en todos los aspectos.

Nos pirramos por ver un Barça-Chelsea en semifinales, como ya ocurrió en 2009 –Ovrebo, uno de los azotes de Mou, en la memoria–. Los blues sí hicieron el martes los deberes en Da Luz al ganar al Benfica con un gol de Kalou a pase de Fernando Torres. Parece que el Niño vuelve por sus fueros en esta recta final de temporada, cuando Del Bosque aún le da vueltas a la cabeza para terminar de confeccionar la lista de 23 jugadores que disputarán la Eurocopa.

En cuanto a la Liga, nada nuevo bajo el sol. Al menos en lo que al perenne pulso entre Madrid y Barça se refiere. Se frotaban las manos los culés ante la posibilidad de que los blancos pudieran dejarse dos o tres puntos en esa plaza siempre hostil que es Pamplona. Pero no sólo no pinchó el equipo de Mou, sino que además ganó de manera brillante, con una manita a un Osasuna que, después de haber empezado la temporada como un tiro, especialmente en su casi inexpugnable feudo del Reyno de Navarra, poco a poco va perdiendo gas. Dos goles de Benzema –el primero fue sencillamente espectacular–, otros dos de Cristiano y uno de Higuaín que trasladaban la presión al Barça. Vaya que sí cumplió el Madrid, en definitiva, pese al macrobotellón que amenazaba con alterar el sueño blanco.

Donde también quieren alterar la estabilidad madridista, abducidos por el gurú Valdano, es en el Grupo Prisa. Ya no saben qué hacer en El País, As, la SER y demás medios con tal de dirigir el ventilador hacia Mourinho, a quien consideran culpable de todos los males del madridismo. Después del delirante editorial que engendraron en la redacción de Miguel Yuste, esta semana fue el turno del diario deportivo de Alfredo Relaño, que aireó un supuesto enfrentamiento entre el técnico e Iker Casillas en su afán por echar al de Setúbal de su poltrona.

Cumplió el Madrid en Pamplona y lo hizo también el Barcelona frente a un cansado Athletic de Bilbao, que venía de partirse el pecho en Alemania sólo 48 horas antes. Amparado por el barcelonista Roures, y en connivencia con la Liga de Fútbol, los azulgranas se salieron con la suya y lograron que el partido ante los vascos se jugase el sábado por la noche, cuando lo más lógico hubiera sido que se disputara el domingo a mediodía. Ni mucho menos fue el Barça más brillante, pero sí tuvo el oficio suficiente para domeñar a su rival con goles de Iniesta y Messi, éste al transformar un penalti sobre Tello, último producto de La Masía, que no fue.

Hagamos números: el líder le sigue sacando seis puntos al segundo clasificado y ahora aventaja en ¡treinta! al tercero. No es ni medio normal que un equipo como el Valencia sume sólo 48 unidades a ocho jornadas del final del campeonato (de seguir este ritmo, acabaría con 57). Números paupérrimos para un conjunto que no está precisamente para tirar cohetes. Los chés tampoco pudieron ganar el derbi ante el Levante y la sombra de la destitución planea sobre la cabeza de Emery.

Pierde fuelle el Málaga, derrotado por el Betis en un vibrante derbi andaluz, y se pone de lo más atractivo la lucha por la permanencia. El sábado se vivieron partidos dramáticos en El Sardinero y El Molinón, donde ganaron el Granada y el Zaragoza, respectivamente. Especialmente meritorio es lo del cuadro aragonés de Manolo Jiménez, que lleva tres victorias consecutivas y abandona el farolillo rojo de la clasificación 16 jornadas después. La Virgen del Pilar se le sigue apareciendo a los blanquillos semana tras semana y, quién se lo iba a decir hace un mes, la salvación es posible.

El Sporting, en cambio, se mete en un lío de los gordos. Los nervios están a flor de piel en Gijón, donde Javi Clemente ni de lejos está consiguiendo los resultados esperados. Para más inri, el Rubio de Baracaldo, el del patapum p'a arriba, protagonizó este domingo un espectáculo lamentable al insultar y amenazar en rueda de prensa a un periodista por discrepar de sus métodos, faltándole al respeto y, para colmo, metiendo además a su hijo en el fregao. Esta vez se ha pasado de la raya. Sinceramente, me da pena que un imbécil como éste dirija los destinos de un histórico del fútbol español. Pero no diré nada más de este sujeto para no darle pábulo. Sólo quiero expresar mi apoyo total hacia el compañero Juan Gancedo, el injuriado informador.

Dejando el deporte rey a un margen, quien no para de ganar es Novak Djokovic, que se ha adjudicado en Miami su segundo título del año tras derrotar a Andy Murray. Soñábamos con una final entre el serbio y Rafa Nadal, pero el balear optó por retirarse del torneo debido a sus problemas con las rodillas. Ahora tendrá una buena oportunidad de resarcirse en la temporada de tierra batida que está a punto de comenzar. Vienen los Masters 1000 de Montecarlo, Madrid y Roma y la guinda al pastel será el torneo donde el manacorense es el auténtico rey: Roland Garros.

Se cumplieron los pronósticos en la Euroliga de baloncesto y el Barça Regal eliminó al Unics Kazán por la vía rápida para alcanzar la duodécima Final Four de su historia, mientras que el CSKA de Moscú despertó al Gescrap Bizkaia del sueño continental. Pero me quedo con el éxito español en otra Euroliga de baloncesto, la femenina, con la final de Estambul entre el Ros Casares valenciano y del Rivas Ecópolis madrileño. Ganaron las primeras para conquistar el tercer título continental de su historia. Mucho presumir de nuestros ÑBA, pero las chicas tampoco se quedan atrás.

Si la semana que nos deja ha deparado emociones fuertes, la que viene tampoco es manca con la vuelta de los cuartos de la Champions –prestaremos especial atención al Barça-Milan porque en las otras tres eliminatorias ya está todo el pescado vendido– y de la Liga Europa, así como con el inicio del Mundial de motociclismo en Qatar, la eliminatoria de Copa Davis entre España y Austria y el Masters de Augusta de golf. Casi .

Ya imagino que muchos de ustedes estarán a otros menesteres. Pero si tienen un ratito, les recomiendo que se den una vuelta por Libertad Digital para saber qué ocurre alrededor del balón redondo y otros espectáculos de este inmenso circo deportivo. Seguiremos (des)informando. Que sea lo que Dios quiera...
 

El Sr. Domínguez es periodista, editor de la sección de Deportes de Libertad Digital. Sígalo en Twitter: @Dr_Dominguez

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