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A quiénes no he votado

Vamos a tener que hacer un milagro para que España, a partir de hoy, sea capaz de salvarse como nación y como oportunidad de convivencia.

Cuando salga a la luz este artículo ya estará todo el pescado vendido y, seguramente, España seguirá dilapidando el capital político y ético de su transición camino de alguno de nuestros habituales precipicios. No diré a quién he votado sino a quién no habré votado con la más hormigoneada seguridad.

No puedo votar al PSOE. Lo voté una vez, en 1982, y no volví a hacerlo nunca. Mi principal objeción es que la democracia para ellos es un ardid, no una creencia sincera. Tampoco son sociales porque la sociedad para ellos consiste en los suyos. De ahí su tendencia a la corrupción, al nepotismo y a la ineficacia. Y siguen sin reformar sus vicios de origen.

Tampoco habré votado al PP. Hace años vi en ellos un camino para el cambio nacional hacia la democracia abierta y la vuelta a la reconciliación. Tras el 11-M, consideré un deber hacer posible que volviera a gobernar España. Tras Zapatero, el deber se hizo urgente. Pero luego se rindió al régimen andaluz con fugas vergonzosas. En el resto de España callaron ante el 11-M y las víctimas de ETA, maltrataron fiscalmente a sus propios votantes, cometieron bajezas innobles sin dimisiones inmediatas y persistieron en prácticas cesaristas, hostigando a sus críticos en una exhibición de desagradecimiento, que es de mal nacidos, y estupidez.

No perderé el tiempo explicando por qué no he votado a Unidos Podemos. Creo que el comunismo y el nazismo fueron lo peor de la humanidad del siglo XX y de ambos beben un puñado de oscuros individuos que desahuciaron a los justamente indignados de sus sentimientos y los convirtieron en carne de cañón de sus delirios totalitarios. Además, lo de Podemos Unidos en Andalucía es de traca: Bódalo, Cañamero, el Kichi y Teresa Rodríguez. Hala.

Pero debo explicar por qué no he votado a Ciudadanos. Podía haberlo hecho por razones empresariales. Como pequeño accionista de Libertad Digital, sé que probablemente sería el único partido que permitiría que esRadio se convirtiera en una gran emisora liberal permitiendo su acceso justo al mercado nacional, el de frecuencias y el de la publicidad. Pero su comportamiento en Andalucía ha sido despreciable y decepcionante, consolidando un régimen corrupto sin incidir apenas en reforma de calado alguno. Nada extraño si observamos quiénes dirigen el cotarro, desde Marín y su hermano a los exsocialistas incrustados que riegan de favorcetes a sus antiguos amigos. Y luego Rivera y sus vetos a unos y sus votos a Pedro Sánchez, el Conan destructor del PSOE y de más cosas. No es, no puede ser el camino. En vez de centrarse en un programa de regeneración ilusionante, ya está mercadeando como los viejos partidos.

O sea, que no. Que no sé a quién votaré. Sí sé que vamos a tener que hacer un milagro para que España, a partir de hoy, sea capaz de salvarse como nación y como oportunidad de convivencia. Lo soñaré esta noche.

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