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EDITORIAL

PNV-PSOE: un pacto de alto riesgo

El PSOE ya dio su visto bueno a la reforma soberanista del Estatuto catalán y a la consideración de Cataluña como "nación" en el preámbulo del mismo

Tras las últimas elecciones autonómicas, más de tres de cada cuatro escaños del Parlamento de Vitoria están ocupados por partidarios del mal llamado derecho de autodeterminación, por lo que sería un tanto ingenuo pensar que el PNV iba a renunciar a sus delirios ideológicos e identitarios, al derecho a decidir o a la consideración del País Vasco como nación, para poder alcanzar algún acuerdo de Gobierno.

Ahora bien, por mucho que el pacto firmado por el PNV y el PSE se limite en este punto a reconocer a los dos socios "libertad para defender" en la ponencia de autogobierno sus "respectivos postulados y planteamientos", es evidente el riesgo de que los socialistas terminen haciendo suya la visión nacionalista y planteando una reforma del Estatuto de Guernica que trate de burlar la Carta Magna.

A este respecto, conviene recordar que el PSOE ya dio su visto bueno a la reforma soberanista del Estatuto catalán y a la consideración de Cataluña como "nación" en el preámbulo del mismo; y ahí sigue, por gracia del Parlamento español y de los magistrados del Constitucional que no lo consideraron jurídicamente vinculante. En cuanto a Idoia Mendia, ya antes de las elecciones afirmó: "El reconocimiento de Euskadi como nación para el PSOE está alejado del concepto de soberanía e independencia". Y para qué hablar de lo que desde hace tantos años vienen diciendo prohombres del socialismo guipuzcoano como Jesús Eguiguren, el amigo del terrorista Arnaldo Otegi.

El significado de las palabras no depende de lo que uno quiere, y el PNV, por mucho que ande últimamente por una senda moderada, no renuncia a la soberanía ni a la secesión. El drama es la desaparición de la primera línea política vasca de quienes defienden la Nación como ámbito de libertad y de igualdad entre todos los españoles.

Las ganas de mimetizarse con los nacionalistas es lo que ha llevado a populares y socialistas a terminar por ser residuales en el País vasco y en Cataluña. Tal y como ha señalado en esRadio Nicolás Redondo Terreros, la gran fortaleza de los nacionalistas se explica en buena medida por la inexplicable y cainita "división" de los grandes partidos nacionales, que para colmo se han ido dejando por el camino "señas de identidad" cruciales.

Los constitucionalistas deben unirse para mantener a raya las ilegales pretensiones de ruptura de los nacionalistas. Intentar congraciarse con ellos por la vía de la cesión supone una constante invitación a que reafirmen su proyecto. Y en esas estamos tanto en Cataluña como en el País Vasco desde hace ya demasiados años.

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