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Pablo Planas

Majestad: brutal el 155 contra Artadi

Puigdemont asilado en Bélgica, Anna Gabriel refugiada en Ginebra y Elsa Artadi maltratada con la humillación de tener que cobrar de España. 'Ni un pas enrere!'. El general Guardiola aguanta en la banda.

Puigdemont asilado en Bélgica, Anna Gabriel refugiada en Ginebra y Elsa Artadi maltratada con la humillación de tener que cobrar de España. 'Ni un pas enrere!'. El general Guardiola aguanta en la banda.
EFE

En su visita a Barcelona habrá tenido ocasión el Rey de comprobar la tremenda efectividad de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, así como la enorme lealtad de los altos cargos de la Generalidad amparados por la virreina Sáenz de Santamaría y su valido Millo. Y es que, a pesar de los rigores del antedicho artículo constitucional, muchos de los hombres y mujeres de confianza de los Pujol, Mas, Puigdemont y Junqueras siguen en sus puestos tocándose los dídimos con un lazo amarillo en la solapa en solidaridad con los "presos políticos" del artista Santiago Sierra y con los "exiliados", categoría en la que también incluyen a Anna Gabriel, la que se cargó a Mas.

"Grandes profesionales" dice la vicepresidenta que son los comisarios políticos de las consejerías cada vez que ve un micrófono de TV3. Elsa Artadi sin ir más lejos era hasta salir diputada un "cargo de confianza" de Mariano. Consta por escrito en una respuesta del Gobierno a una pregunta de Ciudadanos. Que dice el Ejecutivo que la mujer que asesoraba y aconseja al león de Waterloo era supereficaz en lo "implementar" el 155. ¿Qué? Con un par y con una retribución de cinco mil ochocientos setenta y dos eeeeeeuuuroos al mes, vacaciones pagadas, catorce nóminas al año a cargo de todos ustedes vosotros . ¿Emosido engañado?

También habrá podido comprobar Felipe VI la frescura de la sociedad civil catalanista, muestra de cuya fecundidad cívica y pacífica, además de festiva, son los efervescentes Comités de Defensa de la República (CDR), simpáticas bandas vecinales en las que se dan la mano las viejecitas amarillas y los chicos de la gasolina, tan monos con sus capuchas y sus mochilas llenas de tuercas y ladrillos. En un paseo por la ciudad habrá advertido además Su Majestad que en la sede del Departamento de Economía, donde estuvieron a punto de linchar a una secretaria judicial y a cuatro guardias civiles, luce flamante un cartel de lado a lado con la cara del buen Junqueras. Y no es el único. En todos los centros de normalización lingüística diseminados por la ciudad condal cuelgan carteles que dicen que un tal Lluís Puig, reputado sardanista afincado en Bélgica, será siempre el consejero de Cultura.

Habrá visto también que, en este archivo de cortesía, el rey es la alcaldesa Colau, que tras decirle usted que su función es proteger a quienes cumplen la ley y no a quienes se la pasan por el arco del triunfo, se ha mandado entrevistar en la emisora golpista del Grande de España Godó para decir que le cantó las cuarenta en bastos, ella, la excelentísima, a ti, nen. Pero de buen rollito, diálogo y democracia. Igual que cuando la manifestación por los atentados de Barcelona y Cambrils. Era cosa de ver aquellos carteles: "Felipe, quien quiere la paz no trafica con armas". En las hojas parroquiales salía que usted le había vendido la furgoneta y los cuchillos a aquellos pobres chicos de Ripoll. A doble página.

Brutal el 155. Qué manera de reprimir. No se sienten las piernas los del lazo amarillo. Junqueras más tres más en la trena y Elsa vuela que te vuela de Barcelona a Bruselas y de Rajoy a Puigdemont. Pobre Artadi. Correveidile entre sus jefes de Madrid y Waterloo. Menudo estrés. Tortura psicológica. Puigdemont asilado en Bélgica, Anna Gabriel refugiada en Ginebra y Elsa Artadi maltratada con la humillación de tener que cobrar de España. "Ni un pas enrere!". El general Guardiola aguanta en la banda.

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