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Raúl Vilas

La pequeña aldea gala

La defensa de nuestra Nación y de nuestra libertad por encima de las siglas, sean las que sean, pese a quien a le pese.

Recuerdo perfectamente la primera vez que puse un pie en Libertad Digital. Era noviembre de 2004 y el entonces director Javier Rubio me citó para una entrevista en la vieja sede de Conde de Aranda. Entiéndase sede como un eufemismo afectuoso para referirse a aquel piso del barrio de Salamanca en el que un amplio pasillo hacía las veces de redacción. Yo acababa de salir de un centenario periódico que contaba, y cuenta, con unas instalaciones que bien podrían albergar un ministerio soviético y de repente tenía ante mis ojos la confirmación de algo que ya sospechaba como lector de LD: llegaba una trinchera informativa.

La banda sonora de aquella tarde de noviembre era la CNN, la de verdad, la americana, no aquella versión prisaica que padecimos en España. Era el día después de las elecciones de EEUU que enfrentaron a George W. Bush y John Kerry. El mundo estaba pendiente del recuento, que mantenía en el aire la reelección de Bush como presidente. Retumbaba el sonido, a todo volumen, de dos televisores colgados de la pared pero lo que más me impactó fueron los entusiastas comentarios favorables a Bush que procedían de la redacción. ¡Periodistas españoles que no odian a Bush y a los EEUU! Aunque ya conocía la línea editorial de LD la sorpresa era inevitable. España venía de la campaña del ‘No a la guerra’ que culminó con el golpe de Estado del 11-M que llevó a Zapatero al Gobierno de la Nación. La prensa fue la encargada del ‘agitprop’ para echar a la derecha del poder y pintaba a Bush –y por extensión a Aznar-- como el diablo con patas. La foto de las Azores era la encarnación del mal, pero en aquel piso reconvertido en redacción era diferente. La entrevista fue bien y acordamos mi incorporación inmediata.

Pronto supe que era lo más cerca que iba a estar de cumplir uno de los sueños de mi infancia: formar parte de la pequeña aldea gala de las entrañables aventuras de Astérix. Un irreductible grupo de liberales que resiste al asedio de las legiones progres. Nuestra poción mágica era internet. El poder, los grandes medios de comunicación y las grandes corporaciones todavía lo veían con cierto desdén y eso convirtió la red en un espacio de libertad sin precedentes en el mundo de la comunicación. El crecimiento de LD fue exponencial y a su alrededor surgían multitud de blogs y webs de jóvenes liberales que habían encontrado en la red el altavoz que se les negaba en los medios tradicionales, rendidos al pensamiento único de la izquierda. Fue lo que Juan Carlos Girauta bautizó como "la eclosión liberal".

Dice siempre Federico Jiménez Losantos que no hay mejor vacuna para ser liberal que haber pasado por el virus del comunismo, pero con LD nos hacíamos adultos una nueva generación que ya habíamos generado anticuerpos gracias precisamente a la influencia de quienes hicieron ese viaje desde la izquierda comunista al liberalismo. Teníamos claro que la Nación española, que nos hace ciudadanos libres e iguales, y la defensa de la propiedad privada y el libre mercado eran mejor la garantía para vivir en libertad. Sabíamos que los enemigos de España eran los enemigos de la libertad y, por supuesto, no teníamos ningún motivo para sentirnos acomplejados por nuestras ideas. Esa ha sido, es y será la seña de identidad de Libertad Digital. La defensa de nuestra Nación y de nuestra libertad, inseparables la una de la otra, por encima de las siglas, sean las que sean, pese a quien a le pese. Ahí está nuestra trayectoria.

Han pasado más de 15 años desde aquel día de noviembre en el que llegué a la pequeña aldea gala. Hoy Libertad Digital es un moderno y pujante grupo de comunicación multimedia que afronta una ampliación de capital para seguir creciendo y afrontar nuevos retos empresariales. No debemos dinero a los bancos ni dependemos de ningún Gobierno. Disfrutamos de una sede amplia y cómoda. Se ha multiplicado por diez el número de personas que aquí trabajamos. A nuestro diario en la red se suman esRadio, cuarta cadena de ámbito nacional, y una productora de televisión de primer nivel. Dicho así quizás parezca sencillo pero les aseguro que no lo es. No nos lo ponen fácil. Gracias a los lectores, a los accionistas, a los socios del club y a los anunciantes. Y, sobre todo, a esa gente leal y comprometida que cada día trabaja en el grupo Libertad Digital.

Les invitamos a acompañarnos como mínimo otros veinte años.

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