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Agapito Maestre

¿A dónde va Perú?

El partido de Pedro Castillo es una mezcla de la ideología de los terroristas de Perú y de la corrupción de los gobernantes de las tres últimas décadas.

El partido de Pedro Castillo es una mezcla de la ideología de los terroristas de Perú y de la corrupción de los gobernantes de las tres últimas décadas.
Pedro Castillo. | EFE

Mal estaba Perú, pero el porvenir de este país ha desaparecido. El Jurado Nacional de Elecciones ha proclamado nuevo presidente a Pedro Castillo, después de un mes de acusaciones, recursos e impugnaciones por parte de la otra candidata, la señora Keiko Fujimori. El pleno del JNE declaró por unanimidad la improcedencia de las cinco apelaciones presentadas por el partido político Fuerza Popular a las actas de proclamación descentralizadas de los jurados electorales especiales (JEE). Se elaboró el acta de proclamación de los resultados generales de las elecciones, naturalmente, cometiéndose todo tipo de trampas, hasta que finalmente y por medios oscuros se proclamó a Pedro Castillo nuevo presidente de Perú. Todo parece que ha sido un asunto amañado por este órgano corrupto para que gobierne un partido revolucionario. La tradición violenta y sanguinaria de Perú continúa, como si no pasara nada, pero tengo la sensación de que ahora se ha ido más lejos. Se ha dado una vuelta de tuerca más para terminar con cualquier posibilidad de vía democrática para reformar el país.

El paisaje pacífico y a veces de ensueño, bañado por el llamado Lago Español, contrasta con un paisanaje belicoso. El Perú ha estado en guerra con todos los países limítrofes. Pareciera que su destino, después de tres siglos de calma, ha sido guerrear con otros y consigo mismo. Le sentó mal la independencia al Perú. Este país de fuertes contrastes no ha podido cortar con su pasado más violento. La peor casta política, corrupta y criminal se ha impuesto al país de los bellos valles, las mesetas sosegadas y las altas cumbres andinas. Uno de los países con mayor biodiversidad del planeta y mayores recursos minerales del mundo estará gobernado por un comunista sin otra idea de la democracia que hacerla desaparecer.

El Perú de los Fujimori y de los Alán García, de los Alejandro Toledo y de los Vladimiro Montesinos y otras yerbas parecidas, pleno de corrupción y de sobornos, cohechos y crímenes de Estado, siempre tuvo enfrente a gente no menos peligrosa que ellos: Túpac Amaru, Sendero Luminoso y otros grupos terroristas siempre estuvieron al acecho… El partido de Pedro Castillo es una mezcla de la ideología de los terroristas de Perú y de la corrupción de los gobernantes de las tres últimas décadas. Terrorismo de Estado y del Narco se dan la mano. Un partido de carácter comunista, una vez más, utilizando las urnas, alcanza el poder y, además, ha contado con la colaboración de viejas instituciones corruptas.

Nada bueno puede esperarse de estos gobernantes. La vía revolucionaria ha vuelto a imponerse. Hoy, pues, 28 de julio, coincidiendo con el segundo centenario de la independencia de Perú, será proclamado oficialmente presidente de Perú Pedro Castillo, cuyo programa de gobierno es fácil de resumir: primero, la culpa de todo lo malo que sucedió y sucede en Perú la tuvieron y la siguen teniendo los españoles; segundo, implantará un régimen severo de carácter totalitario para culpar de todos los males futuros del Perú al capitalismo y a USA. En fin, lo de siempre. Perú va al suicidio. A partir de ahora todo será revolución, destrucción y miseria comunista.

Desde la independencia de España hasta hoy, Perú, como el resto de toda la América española, ha ido para atrás. ¡Cuándo se escribirá la historia de Hispanoamérica sin España! La paz, el sosiego y la buena vida de la América española desaparecieron con las guerras civiles que terminaron con el Imperio español. A partir de entonces, cuando España dejó de desangrarse en América, comenzó un resurgimiento de la España peninsular. Las cosas son así de reales. Da igual los índices que se tomen para juzgar los niveles de bienestar de una sociedad, al final, todos concluirán que España salió ganando. El único país que se salvó, después de las guerras civiles en Hispanoamérica, fue España. Por el contrario, a la América que se independizó de España, a esa América sin España, no le ha ido bien en la historia de los siglos XIX y XX. Rompieron con sus tradiciones y han sido incapaces de crear nada nuevo. Indigenismo y nacionalismo son sus grilletes.

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