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Pablo Molina

Mesas para todos

Todos quieren sentarse con Sánchez para hacerse la foto, trincar más fondos del Estado y presentar a sus ciudadanos la hazaña como trofeo.

Todos quieren sentarse con Sánchez para hacerse la foto, trincar más fondos del Estado y presentar a sus ciudadanos la hazaña como trofeo.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. | María José López / Europa Press

Las componendas de Sánchez con el Gobierno separatista catalán, que desde esta semana han quedado institucionalizadas en una mesa bilateral, han despertado la lógica reacción entre las demás autonomías: no se oponen a este desafuero anticonstitucional, solo quieren también una mesita para participar en él.

La reacción más clara ha sido la del inefable Juanma Moreno, que reclama a Sánchez su mesa (bilateral, por supuesto) aportando como elemento de convicción el articulado del nuevo estatuto de Andalucía. Se refiere el presidente andaluz a la disposición transitoria primera, que establece la necesidad de que ambos Gobiernos, el andaluz y el español, negocien el traspaso de las escasas competencias que quedan por desarrollar en un órgano político creado al efecto. Es cierto que el texto se refiere a una "Mesa Paritaria Gobierno-Junta de Andalucía" y no bilateral, pero en un estatuto que consagra la realidad nacional andaluza como un hecho incontrovertible "asentado desde épocas milenarias" tampoco vamos a prestar demasiada atención a la precisión conceptual. Mesa paritaria también nos vale.

Después de Juanma vendrán todos los demás, incluso los presidentes socialistas, que en estas ocasiones salen a la palestra a ejercer de patriotas de baratillo para sujetar la vergüenza de los que les votan. Todos quieren sentarse con Sánchez para hacerse la foto, trincar más fondos del Estado y presentar a sus ciudadanos la hazaña como trofeo. De denunciar la traición del Gobierno a todos los españoles en su reunión con los golpistas ni una palabra, que Sánchez tiene muy mal perder y cuando se siente traicionado por los suyos no hace prisioneros.

La mesa de negociación con los enviados de Junqueras es, como siempre que andan por medio los nacionalistas, un engaño en el que cada parte hace lo que debe para contentar a los suyos. Unos y otros buscan ganar tiempo. Sánchez para seguir en la Moncloa y los separatistas para que sus bases no los apedreen por la calle por traidores a la república idiota. Juanma y los demás presidentes autonómicos quieren también su mesita para no ser menos que nadie. Lo que haga falta para no quedarse atrás en esta vergonzosa tarea de demolición. Bilateral, por supuesto.

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