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Cristina Losada

Justos y pecadores

Sorprende que con estas magníficas valoraciones no estén ahora Chaves y Griñán en la mismísima cúpula del partido.

Sorprende que con estas magníficas valoraciones no estén ahora Chaves y Griñán en la mismísima cúpula del partido.
Pedro Sánchez | EFE

Ha hecho fortuna la expresión de que en el caso de los ERE han pagado justos por pecadores. Lo dijo primero la nueva portavoz del partido, la ministra Alegría, y abundó el presidente del Gobierno desde Varsovia. Este dicho de andar por casa es, por tanto, la doctrina oficial socialista ante la ratificación por el Supremo de la sentencia que condena a dirigentes y cargos públicos en un caso que se resisten a identificar como corrupción, oprobioso término. Porque, según el criterio que acaba de inventarse, no se puede hablar de corrupción cuando los fondos públicos desviados sirven para comprar votos —o para comprar paz social—, pero no acaban en el bolsillo del político que utilizó o impulsó el diseño del ingenioso procedimiento de latrocinio.

El mundo socialista ha puesto empeño en salvar la honorabilidad de los dos ex presidentes del PSOE y de la Junta de Andalucía condenados, de ahí que podamos concluir que los dos grandes justos que pagan por pecadores son Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Pero la puerta de los justos la han dejado entreabierta. Seguro que en la lista de condenados hay muchos más justos a los que les ha tocado pagar el pato. Que les ha tocado pagar injustamente queda claro, y al quedar eso claro y diáfano, también queda patente que el mundo socialista ve la sentencia ratificada por el Supremo como una tremenda injusticia. Más aún, como una injusticia perpetrada por jueces de derechas para fastidiar a la izquierda.

Los elogios a Chaves y Griñán se han multiplicado, y ya no sólo son justos a los que les cae el marrón de pagar por pecadores. Son hombres íntegros y honestos que no se han llevado ni un euro, y buenas personas. Es sorprendente. Sorprende que con estas magníficas valoraciones que se hacen del desempeño político, el carácter y la personalidad de ambos, no estén ahora Chaves y Griñán en la mismísima cúpula del partido, sentados a la diestra del dios jefe, iluminando a la nueva generación partidaria con sus ideas y su experiencia. Si no hicieron nada mal y tanto se les quiere y admira, sería lo suyo. Pero no. Los beatifican como se beatifica a los mártires. No hay intención de resucitarlos.

Hablando de resucitados, hay que hablar de Patxi López. Porque López, nuevo portavoz del grupo parlamentario, ha explicado qué era lo de los ERE de un modo sencillo y comprensible para cualquiera. ¿Y qué era? "Lo que hicieron fue agilizar unos trámites para que el dinero llegase antes a quien lo necesitaba", dijo en RTVE. Agilizar unos trámites, qué maravilla. Doble maravilla, ya que eso permitía que el dinero llegara con rapidez a quien lo precisaba. Ojalá hubieran hecho lo mismo con las ayudas durante la pandemia. Con los ERTE, sin ir más lejos, que hubo mucha gente que tardó en cobrar meses y meses. En verdad, si los ERE son lo que dice López que fueron, no sólo sobran condenas. Es que hay que instaurarlos como procedimiento habitual para acabar de una vez con los trámites engorrosos.

La agilización que dice López se diseñó deliberadamente para eludir todos los controles legales y administrativos, y poner más de 600 millones de euros a disposición de amiguetes y redes clientelares. Eso dicen las sentencias. Pero qué sentencias. Las sentencias, cuando condenan a buena gente de izquierdas, son por definición el resultado de sucias maniobras de la derecha. Y así seguimos y seguiremos en bucle. Cómo extrañarse de que las prácticas corruptas no sean excepción, sino norma.

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