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Marion Mueller Chueca

¿Saldrá la OEA al rescate de Pedro Castillo y su corrupción?

Castillo ha demostrado ser un mitómano que, al estar acorralado por la justicia, ha decido recurrir a la OEA para que le laven la cara.

Castillo ha demostrado ser un mitómano que, al estar acorralado por la justicia, ha decido recurrir a la OEA para que le laven la cara.
Pedro Castillo acusa al Ministerio Público de dar un golpe de estado, tras denunciarle por corrupción. | EFE

El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por solicitud expresa del presidente peruano Pedro Castillo, ha aprobado la activación de la ‘Carta Democrática Interamericana’, que es un mecanismo de esta institución regional para ‘defender, promover y consolidar las democracias representativas de los países miembros’ dentro del principio de no intervención.

Recientemente la Fiscalía de la Nación presentó una denuncia constitucional con 190 elementos probatorios en contra del presidente Castillo, acusándolo de corrupción y de liderar una organización criminal.

A Pedro Castillo le faltó tiempo para alegar ante la OEA, con una actitud absolutista del tipo de ‘El Perú soy Yo, y después de mí el huaico’, que la institucionalidad del país se encontraba en ‘grave riesgo por culpa de una agenda golpista’, haciendo clara alusión a la Fiscalía, al Congreso y la Prensa.

Cuando los representantes de la OEA visiten Lima y realicen un informe detallado y concatenado de todo lo que ha venido ocurriendo desde que Castillo asumió la Presidencia, les será muy fácil confirmar que tanto el propio presidente, como muchos de sus ministros, altos funcionarios, esposa, cuñada, familiares, empresarios y amigos de su círculo más íntimo, se encuentran imputados, investigados, prófugos de la justicia, presos, o se han convertido en colaborares eficaces.

Demasiadas casualidades para tratarse de una ‘nueva modalidad de golpe de Estado’ contra su gobierno, tal y como lo define el propio Castillo, que pretende enviar a la comunidad internacional un mensaje de victimización. Quien no lo conozca, que lo compre.

Castillo ha demostrado ser un mitómano, que al estar acorralado por la justicia ha decido recurrir a una institución como la OEA, para que le laven la cara.

El Perú atraviesa una gravísima crisis de gestión y de corrupción, que se ha gestado dentro del propio ejecutivo desde donde, tal y como ha concluido la Fiscalía de la Nación, opera una organización criminal cuyo líder sería presuntamente el presidente Castillo.

Estamos asistiendo a la pataleta del partido oficialista marxista leninista Perú Libre, que aupó a este personaje al poder y que no tiene intención alguna de retirarse. De hecho no han parado de infiltrarse en todas las instituciones del Estado, con el único objetivo de instaurar a la mayor brevedad posible una Asamblea Constituyente con la intención de perpetuarse en el poder.

Habrá que esperar a las resoluciones de la OEA, que evidentemente no son vinculantes, pero geopolíticamente sí muy indicativas. Si se ajustan estrictamente a criterios objetivos, tendrían que llegar a la conclusión de que Castillo es una víctima, pero de su propia corrupción y no de una conspiración golpista.

También existe la posibilidad de que la OEA no actúe de manera imparcial y termine legitimando a un delincuente en particular, en lugar de posicionarse al lado de la democracia en general.

¿Que por qué? Por las libres interpretaciones como la de Carlos Alberto Raimundi, embajador de Argentina ante la OEA, muy ligado a Cristina Kirchner, que recientemente aseveró con un guion poco creíble, pero muy lacrimógeno y cargado de teatralidad, lo siguiente: "Son las élites en el Perú las que no consienten que una persona de baja estatura y de piel no tan blanca como Castillo haya llegado al poder", añadiendo que se trataba de un ‘Plebeyo de la Democracia’.

Tanta exaltación poética dedicada a un presidente acusado de corrupción, evidentemente da mucho que pensar.

Si el tren de pensamiento de Raimundi coincide con el de la OEA, podríamos concluir que un régimen absolutamente corrupto e ideologizado como el que preside Pedro Castillo estaría recibiendo el apoyo incondicional de funcionarios pertenecientes a instituciones internacionales con intereses afines, pero muy alejados a los de los ciudadanos peruanos

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