Menú
Emilio Campmany

Las 'ayusadas' son cosa muy seria

Las acusaciones de Isabel Díaz Ayuso no son "un cachondeo". Nuestro presidente tiene obvias inclinaciones autoritarias.

Las acusaciones de Isabel Díaz Ayuso no son "un cachondeo". Nuestro presidente tiene obvias inclinaciones autoritarias.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Comparar a Pedro Sánchez con Daniel Ortega como ha hecho Isabel Díaz Ayuso puede parecer exagerado, incluso muy exagerado. Compararlo con Marie Le Pen, como también ha hecho la presidenta de Madrid, puede figurarse un despropósito absurdo, incluso muy absurdo. Pero, si efectivamente fuera así, una exageración y un despropósito, los socialistas no habrían reaccionado como lo han hecho. Encima se contradicen, pues Pilar Alegría las califica de "ayusadas", por parecerle patochadas de una política que desbarra. Pero a Santos Cerdán se le figuran una cosa muy seria y, para que no quepa duda, ha añadido que "no es cachondeo". ¿En qué quedamos? Parece que prima la tesis de Cerdán, ya que al poco salió a la palestra María Jesús Montero y, con su media lengua, exigió a Feijóo que metiera en cintura a su díscola baronesa. La idea es poner en evidencia que, si no lo hace, es porque en realidad no es tan moderado como presume.

Lo sorprendente de todo esto es que Santos Cerdán, que nunca acierta, esta vez lo ha hecho de lleno. Las acusaciones de Isabel Díaz Ayuso no son, como dice el secretario de organización, "un cachondeo". No son exageraciones de una gobernante en campaña, ni improperios lanzados a humo de pajas. Naturalmente, no vivimos gracias a Dios en un régimen como el de Nicaragua, ni es probable que lo hagamos en un futuro inmediato. Pero no será, y de ahí la denuncia de Ayuso, por Sánchez, sino por la Unión Europea. Nuestro presidente tiene obvias inclinaciones autoritarias. Lo primero que se le ocurrió cuando el PP se opuso a que se apropiara del Poder Judicial es reducir del tirón la mayoría necesaria para poder él nombrar a todos los vocales del Consejo General del Poder Judicial. Si no lo hizo, no fue porque se diera cuenta de que era un ataque directo a la separación de poderes, sino porque la Unión Europea se lo impidió bajo amenaza de graves sanciones por violar los valores democráticos de la Unión. Éstos por otra parte no le merecen más que desprecio, como prueba el desdén con el que trata las regañinas cuando no pasan de recomendaciones, como ha hecho con la del Banco Central Europeo, al que ha acusado de obrar al dictado del PP. No es sólo una cuestión de Economía, es una cuestión de libertad, un valor que, si por Sánchez fuera, habría sido hace tiempo erradicado de nuestro ordenamiento jurídico.

Así que, es verdad que esto no es Nicaragua, aunque las inclinaciones de Sánchez son tan autoritarias como las de Daniel Ortega, que también gobernó en democracia, perdió y, cuando volvió a ganar, decidió que no volvería a perder unas elecciones. También lo es que el PSOE no es Reagrupamiento Nacional, aunque al descalificar Sánchez al Banco Central Europeo por recriminar su intervencionismo antiliberal demuestra ser tan euroescéptico como la mismísima Le Pen. Ya lo dice Santos Cerdán, esto es algo muy serio.

Temas

En España

    0
    comentarios