Menú
Itxu Díaz

Sánchez pide a gritos la moción

De un plumazo y por garantizarse unos días más de Falcon, Sánchez acaba de vendernos y de humillar todo el heroísmo de la España de bien de 2017.

De un plumazo y por garantizarse unos días más de Falcon, Sánchez acaba de vendernos y de humillar todo el heroísmo de la España de bien de 2017.
GRAFAND4879. BAZA (GRANADA), 09/11/2022.- El secretario general del PSOE y presidente del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, se ha referido este miércoles al que considera | EFE

El Gobierno ha decidido que España no va a ser menos que Qatar. Si allá se espera el gran combate balompédico, aquí hace meses que está en juego el prometedor Mundial de Idiotas. La competencia es grande, pero Sánchez, célebre pelotero del Gobierno que aprovecha bien su posición de poder, gana en todas las apuestas con su rebaja del delito de sedición a domicilio, que sin duda Junqueras y otros soplagaitas le habían solicitado por Glovo. "Si la estupidez nos metió en este lío, ¿por qué no puede sacarnos?", escribió Will Rogers hace cien años, supongo que pensando en la Cataluña de 2022 y en la de 2017. Solo hay una respuesta sensata a tanta estupidez: moción de censura. Pero si hubiera una segunda, se llamaría también moción de censura. Prospere o no. Interese o no. Convenga o no. Moción. Así por primera vez se aplicaría esta figura legal con justicia y fidelidad a la Constitución.

De un plumazo y por garantizarse unos días más de Falcon, Sánchez acaba de vendernos y de humillar todo el heroísmo de la España de bien de 2017, dejando en pelotas a todos: desde el Rey Felipe VI y la multitud que plantó cara al golpismo en Barcelona hasta el último de los policías a los que los independentistas abrieron la cabeza a pedradas. La excusa esgrimida es falsa, por supuesto, pero es lo habitual en Su Persona. La traición está documentada en Sánchez desde hace siglos.

Cuando Jesús anunció que uno de sus apóstoles lo entregaría, Sánchez interrumpió la cena, y exhibiendo una sonrisa fraterna se excusó: "Si no es por entregarte, Ferreras… digo, Jesús. No es eso. Se trata simplemente de equiparar el pecado de traición a lo que hace el resto del Imperio Romano". A lo que uno de los apóstoles respondió: "¡Eso es mentira! ¡Roma no paga traidores!". Sánchez, en colérico acceso de bruxismo, fue implacable: "A ese que lo azoten", dijo a su súbdito Patxi López antes de retomar la sonrisa y la palabra: "Mira, Maestro, por ponerte un ejemplo: Marco Junio Bruto". Y para impresionar a su audiencia, dejó en el aire una reflexión intelectual de gran calado: "Amigos, la vida es un plato de lentejas".

En la primavera del año 44 antes de Cristo, Sánchez coincidió con César en la entrada del Senado y le dio un abrazo tan cariñoso y excesivo que llegó a incomodar al dictador. A algunos sorprendió que el español llevara un saco lleno de puñales y que estuviera repartiéndolos en la puerta, pero cuando alguien le preguntaba, disipaba toda duda: "Son para la meriendita de los senadores. En un rato repartiré las mandarinas". Llegado el momento, Sánchez se situó delante del César, lo agasajó con una pomposa reverencia, se giró hacia los senadores y dijo: "A la Pachamama pongo por testigo: pagará con sangre cualquiera de vosotros que desee algún mal a nuestro amado dictador". Al instante, se giró y lo apuñaló unas trescientas veces.

Sánchez es el mejor líder para este PSOE, que solo respira por la traición a España. Pero es solo un instrumento de corrupción moral en medio del inmenso mar del socialismo indecente, que acaba de cumplir la mayoría de edad: 18 años lleva el PSOE cambiando las reglas de la democracia y castrando a su antojo la Constitución del 78.

Desde Zapatero, todo el mundo sabe ya lo que hay que hacer en España para conseguir algo: utilizar la violencia. Zapatero, que llegó al poder después del brutal atentado del 11-M con el que se pretendía precisamente un cambio de gobierno, lo dejó claro desde el principio, entregando a ETA lo que fuera necesario y premiando así los asesinatos que sus ratas derramaron por España; y Sánchez hoy mantiene la misma línea, premiando a los golpistas catalanes que ejercieron la violencia física e institucional para proclamar la independencia de Cataluña, y allanando además el camino para que puedan volver a hacerlo; algo que por otra parte está pactado ya para la próxima legislatura, si los secesionistas logran que Su Persona se mantenga en el Falcon tras las próximas elecciones.

Mientras, Patxi López, después de beberse dos chatos y más macarra que nunca, le explica por enésima vez a Feijóo que no existe "otro PSOE" y que deje de aludir a tal cosa, el líder del PP insiste en pedirle al "otro PSOE" que se rebele contra la pornográfica reforma de Sánchez, y no tengo claro si es que padece de sordera o si simplemente tiene una confianza excesiva en sus virtudes de prestidigitador de barones socialistas, virtudes por otra parte hasta ahora desconocidas por todos los españoles, y por los propios barones, que además también padecen de acreditada sordera.

No, no existe otro PSOE. De hecho, de existir, aún sería más clamorosa la urgencia de la moción de censura, porque entonces sí sería viable. Pero no existe. Felipe González babeaba hace unos días con los elogios de Sánchez, y Guerra cacarea pero nunca muerde. Y, en todo caso, pedirle a esa vieja guardia socialista que tuerza el brazo a Sánchez a causa de la gravedad de la situación es como pedirle hoy a Butragueño y Gordillo que salven en Qatar a la deprimente selección del Fútbol Club Luis Enrique.

Os toca hacerlo a vosotros: Feijóo, Abascal, y quien todavía tenga honra.

Temas

En España

    0
    comentarios