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Pablo Planas

Encuestas, astros y Pedro Sánchez

A Sánchez le van mal las encuestas y Pablo Casado era el campeón de las encuestas.

A Sánchez le van mal las encuestas y Pablo Casado era el campeón de las encuestas.
Pedro Sánchez a su llegada a la rueda de prensa en Moncloa. | Europa Press

Las encuestas soplan en contra del PSOE. El pacto de hierro con ERC y Bildu, la alianza con Podemos, las chapuzas judiciales y jurídicas, la amnistía a los golpistas, el asalto a la Justicia y desvaríos como la ley a favor de los violadores o la trans tienen un impacto evidente en la sociología. No es que la gente hable de ello en el transporte público como aseguraba la señora Pilar Llop, ministra de Justicia, en relación al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

En el Metro no se habla, se mira el teléfono o al vacío. Pero todo el mundo sabe que con la ley del sí es sí salen a la calle violadores o, cómo mínimo, se les reduce la condena. Con lo de la sedición y la malversación pasa exactamente lo mismo. Delincuentes favorecidos por el Gobierno. Y la situación económica es algo más que preocupante por mucho que el Gobierno haya logrado trasladar a la mayoría de los medios especies como que la inflación en España es menor, que la luz ha bajado en Navidad o que el desempleo está contenido.

Los barones socialistas tiemblan ante la perspectiva de una derrota monumental en las autonómicas y municipales del 28 de mayo. El presidente de Aragón, Javier Lambán, se acaba de rasgar las vestiduras porque "la gobernabilidad del país depende más de extremistas, radicales e independentistas". El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, también está que se sube por las paredes. Los titulares sostienen que se ha erigido en "garantía de la unidad de España". Nada noticioso. Las promesas de un barón del PSOE valen menos que las del propio Pedro Sánchez, propietario del partido.

Al respecto del PSOE, el partido político decano, caben varias posibilidades. La primera es que se convierta en el partido del régimen de Sánchez. Otra mucho menos probable es que si Sánchez y sus socios caen en las generales, desaparezca y los deudos formen otra formación de izquierda que reniegue del legado guerracivilista de esas siglas. Sería la mejor noticia política y social de la historia de la democracia en España.

En los próximos meses puede pasar de todo y casi nada bueno. Si Lambán o Page salen reelegidos no será porque en un arrebato de dignidad hagan algo más en contra de Sánchez y su destrucción de la democracia que murmurar para adentro. Hasta Colau en Barcelona tiene opciones de repetir mandato por tercera vez. Lo único seguro es que va a haber encuestas para aburrir. Desde que se abarataron los precios, hacer sondeos es un negocio extraordinario. Cosa de magia que no se necesiten más de mil entrevistas y un poco de cocina para predecir el presente.

A Sánchez le van mal las encuestas y Pablo Casado era el campeón de las encuestas. Su efímero paso por la presidencia del PP fue una sucesión de sondeos que le proclamaban futuro presidente del Gobierno. A Núñez Feijóo le pasa lo mismo. En cuanto a Vox, según el día se hunde o remonta. Va como va. De Podemos y Ciudadanos ya ni hablamos. Y los separatistas vascos y catalanes se mantienen con tendencia al alza. Es lo que dicen los hígados de pollo, los posos de café y la astrología. 2023 será un año trepidante, agitado y convulso. Como siempre y como nunca antes. ¿Dónde está escrito que Sánchez va a perder las elecciones? Hace exactamente un año, sólo Sánchez sabía que Casado tenía los días contados.

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