El próximo domingo ocurrirá algo anormal en España. Porque lo normal sería que la izquierda ganase las elecciones; y sin embargo, las va a perder, es posible que por goleada. Si afirmo que lo previsible sería que PSOE y Sumar revalidasen su actual mayoría relativa, lo hago por la muy sencilla razón de que es lo que había ocurrido siempre, absolutamente siempre, sin excepción alguna, cuando las variables clave del cuadro macroeconómico presentaban una evolución positiva. Y es que, al igual que sucede en todas partes, cuando la economía va razonablemente bien, el que ocupa el poder en España, se diga de izquierdas o de derechas, sigue en el poder. Y las grandes cifras de la economía española no se puede afirmar en serio que sean malas, objetivamente no lo son.
Yo estoy censado en Cataluña, uno de los territorios más prósperos, industriales y urbanizados de la Península. Bien, pues según informes demoscópicos de la propia Generalitat, uno de cada dos ciudadanos de Cataluña ignora que el actual presidente autonómico resulta ser un caballero llamado Pere Aragonès. Uno de cada dos, sí. Cuando la mitad de los habitantes de Cataluña desconoce incluso eso, ¿alguien puede considerar verosímil que Pedro Sánchez vaya a verse desalojado de La Moncloa por el descontento ciudadano ante la no renovación del Consejo General del Poder Judicial, la eliminación de la figura de la sedición en el Código Penal, la letra pequeña de la llamada ley trans o la modificación tardía de los graves yerros jurídicos contenidos en articulado original de esa otra norma legal, la del solo sí es sí?
Cuando la economía va bien, aquí y en la Conchinchina, los que ya gobiernan ganan otra vez las elecciones. Y punto. Pero Sánchez las va a perder. ¿Quiere saber el lector por qué? Si de verdad lo quiere saber, olvide todas esas tonterías que se repiten a diario sobre el sanchismo y lea los microdatos del INE que demuestran que el 95% de los empleos creados en España durante los últimos doce meses han sido ocupados por nacidos en el extranjero. ¡El 95%! Ahí tiene la explicación