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La investidura, cada vez peor

Todo se le puede empeorar un poco más todavía a Sánchez tras el 24 de octubre.

Todo se le puede empeorar un poco más todavía a Sánchez tras el 24 de octubre.
Pedro Sánchez. | EFE

Ahora mismo, la eventual investidura de Pedro Sánchez depende de un partido, Podemos, que exige romper relaciones con Israel —amén de denunciar a su presidente ante la Corte Penal Internacional— y de otro, Junts per Catalunya, que llevó su rendida devoción entusiasta por Israel a incluso confiar en que Tel Aviv reconociese de modo oficial a la República Catalana tras la asonada de octubre del 17. Pero, para acabar de arreglarlo, también depende de un tercer partido, ERC, entre cuyos diputados electos en el Parlament destacan unas señoras, devotas musulmanas ellas, que acuden todas las mañanas al hemiciclo del Parque de la Ciudadela con la cabellera bien tapada por un velo, tal como ordena el Corán a las fieles.

Aunque todo se le puede empeorar un poco más todavía a Sánchez tras el 24 de octubre, cuando la Comisión vuelva a reunirse en Bruselas para seguir dando largas ad calendas graecas a la pretensión de elevar la lengua vernácula de Cataluña a idioma de uso oficial en la Unión Europea. Y es que no resulta concebible imaginar que en Europa se pudiese otorgar la consideración de idioma habitual de trabajo a una lengua, el catalán, que no resulta ser oficial ni siquiera en la totalidad del territorio de su propio país de origen. Lo del catalán en Europa, pues, no va a salir. Más obstáculos en el camino para Sánchez.

Puigdemont acaba de utilizar la expresión "compromiso histórico" para referirse a su exigencia de que Sánchez legitime la asonada insurreccional del 1 de Octubre por la vía de conceder la amnistía incondicional a todos sus cabecillas. Y ello, huelga decirlo, sin que Junts renuncie en ningún momento a volver de nuevo a violentar la legalidad constitucional con tal de forzar la secesión. Demasiado, incluso para Sánchez. El compromiso histórico, recuérdese, fue la gran esperanza estratégica del Partido Comunista Italiano para poder acceder al gobierno en un país miembro de la OTAN. Pero lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. En Italia nunca hubo ningún compromiso histórico. Y aquí tampoco lo habrá.

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