
Hoy me he propuesto no ser derrotista, no dejarme llevar por mis inclinaciones, y tratar de abrir, si lo hubiera, un camino de esperanza. Una esperanza para los españoles, sobre todo, para los jóvenes, que buscan abrirse un camino para disponer de una vida digna.
La primera respuesta a la pregunta del título, puede ser decepcionante. Un primer diagnóstico sería que, en efecto, las cosas creo que están mal, pero, afirmar que todas las cosas están mal, puede ser tan erróneo como el diagnóstico contrario: que todas las cosas están bien.
Si quieren mayor concreción, sin abrumarles a datos, me atrevería a trazar un itinerario, desde el punto en que todas las cosas están bien, hasta el que todas las cosas están mal, siendo nuestra situación real más cercana a la última, y como a tres cuartos de distancia de la primera.
Por ejemplo, decirles que la renta nacional por habitante del año 2021–último año publicado por Eurostat para España– en términos de paridad de compra, era 1.361 euros inferior a la de 2019, equivale a decir que los españoles se han empobrecido en términos reales, lo cual no es una buena noticia, confirmando la negativa impresión social que teníamos.
Decir que el F.M.I. ha rebajado su previsión de crecimiento económico para el año que viene, al 1,7%, acentuando así la tendencia contractiva que viene desde 2021, tampoco es una buena noticia.
Decir que España tiene la mayor tasa de desempleo de toda la Unión Europea, con un 11,5%, doblando la media de aquella, es algo que, a nadie puede satisfacer. Como tampoco puede satisfacer que tengamos, también, la mayor tasa de paro juvenil de la U.E. con un 26,8%.
Ello, sin considerar los fijos discontinuos. La U.E. estima que hay unas 985.000 personas que no trabajan en España, y que no están incluidas en las cifras de paro. Estas magnitudes, superan el calificativo de malas y de capciosas.
Tampoco es bueno que el déficit público, en 2022, cerrase con un 4,8% del Producto Interior Bruto, y que en 2023 no se prevé que descienda del 4,5%. Gastar más de lo que se tiene, siempre ha destrozado familias y empresas, y el sector público no puede ser una excepción.
Finalmente, pregunto: ¿existe, realmente, aquella cuarta parte de cosas aceptables? El capital político, del que presume el presidente, se concreta en la mayor convivencia. Si bien, parece identificar convivir con soportar, cuando nada tienen que ver. Quizá no conoce España, y esto no es bueno para gobernar.
Y, pregunto: ¿han oído decir algo al presidente del gobierno de todo esto?
Tampoco parece que, las cosas le vayan bien. La estima de sus colegas exteriores, aparenta ser muy débil. No puedo olvidar que para la reunión del presidente de los E.E.U.U, sobre Oriente Medio, convocó a sus homólogos de Francia, Reino Unido, Alemania e Italia, despreciando incluir a España. ¿Olvido? ¡NO! Lo cual es extremadamente malo.
Como español, me avergüenzo; no sé ustedes. Y que estemos avergonzados, tampoco es bueno. Y esto, es una simple muestra de cómo estamos…