La primera encuesta de este año 2024, publicada por El Mundo, da cuenta de dos hechos sustanciales en el ámbito político: el sanchismo va bien e Irene Montero será diputada en el parlamento europeo, un destino acorde a los méritos de la interfecta que, de esta manera, no tendrá que colocarse de tertuliana en la televisión de su ex para seguir alimentando a su prole.
El parlamento europeo es el destino soñado de cualquier político venido a menos en su país de origen, bien por haber caído en alguna de las purgas internas a que son tan dados los partidos, bien por habérselo ganado a pulso tras décadas ganando elecciones en su municipio o comunidad autónoma. En este último caso, cinco años en la UE dan para fortalecer definitivamente las finanzas familiares mientras se espera la jubilación definitiva, no solo por los más de 100K que se ingresan anualmente después de impuestos, sino por la media docena de asesores a los que se tiene derecho, con sueldos también muy por encima del mercado nacional. Y es que intercambiando familiares con los miembros del grupo parlamentario, un eurodiputado puede solucionar el problema de un hijo rebelde o un yerno gandul a cargo del bolsillo de todos los europeos, que para eso estamos.
Irene Montero será eurodiputada si esta encuesta se confirma en las elecciones previstas para este año y, además, será la única podemita pata negra con presencia en Bruselas, dado que Iglesias ha decidido que su partida se presente en solitario, no sea que le muevan el primer puesto en las listas a la madre de sus hijos, que Yolanda es muy capaz.
Tras este gesto de generosidad de todos los españoles, que seguiremos felizmente contribuyendo a la bonanza económica de la exministra, constatamos que Sánchez sigue teniendo una extraordinaria base electoral, incluso después de anunciar que otorgará una amnistía a los delincuentes del prusés. El PSOE solo perdería 7 diputados si hoy se celebraran las elecciones generales, un dato coherente con la realidad sociológica de nuestro país y, desde luego, de la izquierda de a pie, que no vota a Sánchez a cualquier precio para que Vox no llegue al poder, sino que está perfectamente de acuerdo con financiar a los golpistas catalanes tras pedirles perdón.
Siete escaños de caída, de hecho, parece un castigo excesivo, dadas las tragaderas del votante medio sanchista. En todo caso, como para las elecciones anticipadas falta todavía un trecho, Sánchez tiene margen suficiente para recuperarse y volver a gobernar. Feliz 2024 y el último que cierre el gas.