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Sánchez, el muñeco de Otegui

Lo grave del muñeco es que existe y se llama Pedro Sánchez. No lo apalean ni lo cuelgan de un semáforo. Lo manejan cual pelele Puigdemont, Junqueras, Yolanda Díaz y Otegi.

Lo grave del muñeco es que existe y se llama Pedro Sánchez. No lo apalean ni lo cuelgan de un semáforo. Lo manejan cual pelele Puigdemont, Junqueras, Yolanda Díaz y Otegi.
La piñata de Pedro Sánchez | Europa Press

Desde la famosa "navajita plateá" el PSOE no ha dejado de cultivar ante la opinión pública la imagen de un partido perseguido y amenazado, casi en peligro, por culpa de la derecha. Mensajes anónimos, objetos ensangrentados y ahora hasta muñecos apaleados abren sus telediarios antes de las noticias sobre los verdugos que celebran, dentro y fuera de España, el régimen de Pedro Sánchez.

Tanta es la indignación que lo van a poner en conocimiento de la Fiscalía, la de "de quién depende la Fiscalía", para que dilucide si hay un delito de incitación al odio o de magnicidio en grado de simulación o de lo que quieran inventar, porque aquel que borra delitos bien puede acuñar otros nuevos según convengan.

Dicen en el PSOE, a golpes contra el idioma que se les resiste, que…

"(…) de la gravedad de la metáfora se ha pasado a la gravedad de simulación de los hechos. Se ha pasado de la amenaza de la palabra a la amenaza con los hechos".

Amenazar con hechos sería lo más parecido a cumplir la amenaza, pero es evidente que el problema de la educación en España alcanza en primer lugar a la clase política. Lo importante es que, a duras penas, intentan construir una escena que tenga pinta de delito.

Veamos el relato de "los hechos". Pido disculpas por la literalidad pero es necesaria para confirmar que el PSOE es uno de los culpables del analfabetismo reinante:

"En un momento de la noche los congregados, con júbilo y expectación, como parte del evento, procedieron en el centro de la concentración a ahorcar a un muñeco con forma humana del tamaño algo mayor al de una persona con una soga, con los nudos propios de un ajusticiamiento, a elevarlo utilizando un semáforo, a modo de piñata izándolo sobre los presentes".

"Los nudos propios de un ajusticiamiento" son los que hacen que la soga se deslice apretando el cuello con el propio peso del cuerpo. Quizá sea la única forma de ahorcar o ahorcarse. Pero resulta revelador que el PSOE, además, lo relacione con la justicia. ¡Ay si pudieran!

Según las lumbreras de Ferraz, hay todavía más fondo que investigar pues la organización de ese Fin de Año en la calle Ferraz contó con financiación y hasta con una especie de bolsa de resistencia para hacer frente a querellas, demandas, multas y otras contingencias. Y de ahí, según dicen, se puede llegar a la financiación irregular de Vox. ¿El PSOE (Filesa, Malesa, Time Export, ERE, Faffe, Mercasevilla, Azud…) denuncia eso en serio o es el chiste del año?

Lo de las pandillas de Vox es asunto aparte. Por cada asunto de actualidad les brota una asociación satélite político-mediática juvenil, un evento de madrugada, una generación indignada y un personaje tragicómico. Es cierto que, lamentablemente, Vox está cada día más reñido con la realidad y se empeña en caricaturizarse, pero es justo recordar que las amenazas y las agresiones físicas que ha recibido tanto el partido como, sobre todo, Santiago Abascal, jamás han sido condenadas por el PSOE ni investigadas con rigor. Los primeros que lo hacían, por cierto, son los que ahora ayudan a Sánchez a seguir en La Moncloa. La teatralización de tiros en la nuca y balas en la frente son insignificantes al lado de los intentos reales de asesinato que sufrió la familia Abascal en el País Vasco. Sobran pantomimas.

En cuanto a los muñecos, seguro a todos nos vienen a la memoria muchas imágenes y nombres. La cabeza de Mariano Rajoy recién guillotinada por las juventudes socialistas de Alicante en 2013. Muñecos de Santiago Abascal e Isabel Díaz Ayuso apaleados en Ripollet en 2022 con motivo del día del orgullo LGTBI. Representación del rey Felipe VI ahorcado en Pamplona en 2020 y quemado en Barcelona ese mismo año con motivo de la Diada. También una figura del monarca apareció este mismo año colgando de una soga en la Universidad Complutense de Madrid, dentro de la Facultad de Ciencias Políticas. En innumerables ocasiones se han quemado retratos con su imagen, sobre todo en el País Vasco y en Cataluña. Los gobiernos de Aznar también inspiraron fotos, muñecos, monigotes y representaciones violentas al hilo del hundimiento del Prestige y de la guerra de Irak, gran parque temático de la violencia consentida contra la derecha.

Son apenas unos ejemplos. En todas las ocasiones ha habido una organización, partido o asociación claramente responsable de la representación. Pero si el objeto de los desaires es la derecha o la Corona la indignación es claramente más llevadera, la Fiscalía no pierde el tiempo y los delitos se esfuman en favor de la libertad de expresión.

El guiñol de la infamia

Ahora sabemos, aunque no era nada oculto, que Arnaldo Otegui impulsó hasta 136 homenajes a etarras mientras negociaba con Pedro Sánchez su permanencia en el Gobierno. Lo del Ayuntamiento de Pamplona ha sido sólo un primer paso, la puesta de largo de uno de los grandes ganadores de esta infamia.

Si alguien ha pasado de las amenazas a los hechos ha sido siempre ETA. Pedían dinero al empresario, se lo recordaban pasados unos días, llegaba la amenaza concreta al buzón, la diana pintada en la tapia… y el tiro en la nuca. ¡Y cuántas veces! Pues resulta que el PSOE les cede el poder desalojando a los que morían asesinados. Y resulta también que ETA, que es Batasuna y viceversa, hace posible el gobierno de un perdedor en La Moncloa.

Nunca se debió consentir que una banda terrorista accediera al poder. Y tampoco debió permitirse a unos golpistas seguir defendiendo siglas políticas con las reglas de la democracia violadas. Eso sí son hechos, no muñecos.

La Ley de Partidos sirve de poco cuando está en juego la propia Constitución pero la lógica sigue dictando que un partido que quiere dinamitar el sistema democrático no puede ser legal. No es un problema de "ideas" sino de racismo, persecución, imposición y desigualdad ante la ley. Son delitos. El PP parece recobrar el brío necesario contra la institucionalización del golpe, pero a ver cuántos brindis de año nuevo se quedan en la barra. En cuanto a Vox, convendría dedicar menos tiempo al teatro y cultivar más el sentido común.

Lo grave del muñeco es que existe, es real y se llama Pedro Sánchez. No lo apalean ni lo cuelgan de un semáforo. Lo manejan cual pelele Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Yolanda Díaz y ahora, sobre todo, Arnaldo Otegui.

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