
La rebelión del 17 fue una ensoñación que se quedó en secesión. Pero no debíamos preocuparnos porque los culpables iban a pagar de igual modo. Y entonces desapareció la secesión y los delincuentes pasaron a ser víctimas. El último gran paso para la destrucción del sistema democrático español es que la Ley de Amnistía acoja el delito de terrorismo, lo redefina y lo elimine también. Quién sabe si ya para ejercerlo. Pero no debemos preocuparnos.
El terrorismo es una línea roja indiscutible, suelen decir. Pero ¿qué es el terrorismo? No hace falta cambiar el color de la línea, basta con cambiar la definición de terrorismo. Y la línea se queda ahí, tan recta como siempre y tan roja como quieran. Así ha pasado con todo. No hay rebelión, no hay secesión, no hay terrorismo. No hay delito alguno. Hay líneas...
Las líneas rojas del PSOE tienen un ancho variable: apenas unos milímetros si se trata de la corrupción del PP; llanura siberiana si Sánchez necesita el poder que no consigue con votos. De hecho, se puede vivir toda una vida y sin privarse de nada dentro de la voluble línea roja. Ella se amolda a los vicios.
Al paso que llevamos, a los etarras los re-juzgará el VAR, que lo mismo no hubo intencionalidad en sus atentados… acciones… accidentes. Es todo corrupción. Política y moral. Aun así, Félix Bolaños se explica:
"Lo que ha sido una línea roja es que el terrorismo esté exceptuado de la amnistía y ha quedado fuera cuando sea una violación grave de los derechos humanos (…) Así se ha decidido y pactado. Lo que hemos hecho es garantizar la seguridad jurídica. Nos adaptamos a los estándares europeos y mejoramos técnicamente la seguridad jurídica".
Son los grados de terrorismo según los estándares europeos. Como cuando cambia la hora o se determina el ancho de vía para el ferrocarril. Lo importante es el estándar europeo, y si lleva sello de garantía, mejor que mejor. Algún comisario habrá que se encargue de su supervisión y expedición. Y mientras, Txapote sonríe y calla. Y los muertos, en los cementerios.
Volviendo al golpe, ahora la cosa queda en que se mantendrá la puñetera línea roja en casos determinados:
"(…) siempre y cuando, de forma manifiesta y con intención directa, hayan causado violaciones graves de derechos humanos, en particular las previstas en el artículo 2 y 3 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, y en el derecho internacional humanitario".
O sea, que podrán ser amnistiados muchos de los supuestos que no se permitían en la primera versión. Aunque haya sentencia firme, como pide el prófugo y jalea el expresidiario. Si lo consiguen habrá disparos al aire al estilo talibán como última burla a la ingenuidad. Y, con total seguridad, lo siguiente será ETA.
Pues Manuel García Castellón anda buscando, como es su deber, y hasta con el estándar más happy de terrorismo si se puede abortar la última exigencia golpista. Y habrá que llegar hasta el final y permitir que así suceda protegiendo la labor del juez en el difícil ejercicio de su función. La redefinición de terrorismo y la rebaja de las condiciones para que quepa dentro de la Ley de Amnistía de la que depende Pedro Sánchez para seguir gobernando nos traerá muchos problemas serios, incluida la seguridad nacional. A España y a toda Europa. El juez García Castellón tendrá todas las dificultades imaginables para construir argumentos que superen los listones que el golpismo va elevando tras cada avance judicial. El PSOE es experto en tender trampas. Urge proteger cada paso y denunciar cada sospecha.
Ahora sabemos también que el CNI espió con permiso del Tribunal Supremo, legalmente, a Pere Aragonés y que Pedro Sánchez —Presidencia y Defensa— estaba perfectamente informado desde finales de 2019. Las fundadas sospechas de que el entonces vicepresidente de la Generalidad coordinaba a los comandos CDR llevó a la agencia española, presidida entonces por Paz Esteban, a infiltrar el programa Pegasus en su teléfono móvil. La primera conclusión es que Sánchez sabía que Aragonés estaba pinchado mientras negociaba con él, y que la cabeza de Paz Esteban rodó cuando saltó la noticia de Pegasus: el Gobierno dijo que no estaba informado y que la operación era anterior a su llegada a La Moncloa, cosas de la "policía política del PP" y esas otras delgadísimas líneas rojas. Como siempre, todo falso y con víctimas de la mentira, como la entonces jefa de los espías.
Si las investigaciones y sumarios siguen un curso favorable a la democracia, todo es posible. Desde que prendan al juez y se desate la dictadura completa hasta que vayamos directos a elecciones anticipadas. Muy anticipadas.
Page y el PP, otra vez
Dice Emiliano García Page que su partido, el PSOE, "está en el extrarradio de la Constitución". Qué manía le tienen estos pijos sociatas al extrarradio, donde la gente trabaja igual que los demás y encima tarda más en llegar a casa. Donde está el PSOE, el PSOE de Page, es definitivamente fuera de la Constitución y en su contra, o sea invadiendo, atacando y violando la Constitución como un enemigo a las puertas. Pero fuera, no en el extrarradio, ni siquiera en los arrabales del Tito Berni.
Me creeré la "conjura de FITUR" —encuentro durante la Feria de Turismo entre el socialista y los populares Mazón, Moreno y López Miras— cuando Page devuelva el carné del PSOE, pida perdón por lo votado y deje la política o se dedique en cuerpo y alma a dar mítines contra su jefe siete días a la semana. De poco sirve hablar de infrafinanciación si nos están robando la Ley misma y tragándose el terrorismo para seguir en el poder habiendo perdido estrepitosamente las elecciones.
El PP debe dejar ya de buscar al socialista bueno, ¡qué pesadez! ¿Es que lo necesitan para creerse que tienen razón? Pues la pierden. Page que sostenga a Page y los barones del PP que ejerzan el gigantesco poder territorial que tienen, que debe servir de freno real al golpe.
Contra las líneas rojas del golpe
Sólo una férrea y despierta oposición política y mediática y la completa implicación de jueces y fiscales por la causa constitucional sin matices pueden hacer fracasar la ignominia de que un atajo de terroristas y golpistas mantenga con sus pocos votos a un presidente socialista que no ganó las elecciones. Si renunciamos a este momento de presión y verdad, la democracia quedará definitivamente a al otro lado de la línea roja socialista, expulsada.

