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La Revolución del sentido común

Siempre es difícil entender un proceso de transformación radical de la democracia, especialmente en sociedades agónicas.

Siempre es difícil entender un proceso de transformación radical de la democracia, especialmente en sociedades agónicas.
El presidente Donald Trump. | LD/Agencias

Siempre es difícil entender un proceso de transformación radical de la democracia, especialmente en sociedades agónicas, como el que está teniendo lugar en EE.UU. España, país donde reina la ideología, la falsificación y la mentira, cuesta entender la explicación sencilla y la veracidad que trae el nuevo gobierno de los EE.UU. Trump está haciendo lo prometido. Sus ideas generales están llegando al mundo entero. Sus decisiones tienen sentido común que es, como se suele decir, el menos común de los sentidos. Quizá, por eso, la mayoría de la casta política española, perfectamente acompañada por "sesudos" periodistas, no entienden que el Presidente de los EE.UU. tenga como primer lema de su gobierno: "Lo primero EE.UU." Quizá les hubiera gustado que dijese, primero, el planeta, después los pobres del mundo y, finalmente, defendamos a EE.UU de las emisiones de CO2. ¡Majaderos!

Tampoco nuestros "aguerridos" periodistas, mercenarios de la casta política más infame que nos ha tocado vivir en la última década, hallan novedoso que el presidente de los EE.UU. recurra a métodos de comunicación sencillos y directos. No conozco nada igual en la engolada, distante y totalitaria política de comunicación de la casta política española y europea. No le dan importancia a que el presidente de los EE.UU. se preste a ruedas de prensa casi "multitudinarias" sin filtro alguno. Sí, aquí, donde cualquier ciudadano, periodista o no, halla mil dificultades para acercarse a un cargo público, esos mismos "comunicadores" consideran que esas formas de comunicación son sólo un "mero cambio estético". ¡Majaderos! Eso no es sólo un cambio de formas sino de fondo. Trump hace y, sobre todo, inventa nuevas formas de hacer política. Ya veremos, dicen los críticos españoles de Trump, los resultados de todo eso; pero, hombre, esa forma de hacer política es en sí mismo algo tan nuevo que es menester resaltarlo.

Estamos asistiendo a una transformación radical de relación entre el dirigente y el dirigido, entre el político y el ciudadano de a pie, pero los periodistas españoles pasan del asunto… Que salga el presidente de los EE.UU., junto a sus ministros de transporte y defensa, después del trágico accidente aéreo de la semana pasada, para dar todo tipo de explicaciones y señalando responsabilidades, empezando por la de su propia administración, supone todo un cambio con respecto a los anteriores gobiernos… Ya no digo nada sobre España. Trump no es sólo una referencia para discutir sino para imitar. Es aire fresco para el mundo entero. Trump se presta a responder todo tipo de preguntas en ruedas de prensa tan abiertas que se dirían que está en medio de la calle hablando con todo tipo de ciudadanos. Y, sin embargo, nuestros políticos y periodistas parecen preferir los métodos de Sánchez: comunicarse con la población sólo a través de sus periodistas de cámara, eludir el trato directo con la poca prensa libre que queda y, por supuesto, no dar explicación alguna sobre las decisiones que afectan a la supervivencia de la propia Nación. ¡Majaderos!

La derecha española sigue sin enterarse de lo que está pasando en EE.UU., o peor, sabe bien lo que trae, y ataca como pollo sin cabeza la llegada de Trump. Ahí tienen el artículo de González Pons ("Una obispa así quiero yo"), insultando al presidente de los EE.UU, que es repicado en múltiples medios de comunicación como una referencia crítica contra Trump; aquí mismo, en nuestro periódico, ha sido citado como fuente de inspiración crítica contra la política de Trump. Curioso y altamente instructivo es el artículo de nuestro compañero Pedro Gil Ruiz, titulado "Que se mueran los feos, ¡viva el darwinismo social!". Nos da una idea de lo qué está pasando en la derecha española respecto a EE. UU. Denuncia Pedro Gil Ruíz el darwinismo social de Trump, basándose en el artículo de González Pons y unos artículos de Cayetana Álvarez de Toledo de los años 2016 y 2017, y, de paso, también cuestiona las políticas sanitarias de la Comunidad de Madrid… ¡Curioso!

Ni que decir tiene que estoy en las antípodas de ese análisis. Pero esa es otra cuestión. Aquí sólo quería resaltar algunas dificultades de la casta política española para entender las novedades políticas que trae Trump al sistema democrático.

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