Menú

Con o sin OTAN, Europa debe empezar a defenderse ya

Negarse a asumir esa realidad será una irresponsabilidad gigantesca de la que por desgracia sí hay precedentes.

La existencia de la OTAN ha sido, sin duda, una de las principales razones por las que Europa ha tenido, con la excepción conflictos de carácter muy regional, un periodo de ausencia de guerras prácticamente sin precedentes: desde el final de la II Guerra Mundial el continente ha vivido en una calma a la que, sin duda, las sociedades europeas se han acostumbrado, pero que la invasión de Ucrania debería habernos mostrado que, por desgracia, ya es parte del pasado.

En el mundo del año 2025 hay amenazas muy serias por las que todos deberíamos preocuparnos: regímenes dictatoriales o totalitarios como China, Rusia o Irán pueden convertirse, de nuevo podemos mirar a Ucrania si tenemos alguna duda y también a Gaza, en agresores en unas guerras que no hace tanto nos parecían impensables y que creímos que no volverían a repetirse en territorio europeo.

Además, la resolución a la que parece encaminarse la guerra provocada por Putin en Ucrania es prácticamente una garantía de inestabilidad en el continente: el dictador ruso ha pagado un precio altísimo en vidas y recursos para hacerse con un pedazo de su país vecino, pero a él –y a todos los que son como él– ese precio no le importa lo más mínimo mientras el final del conflicto le permita decir que ha alcanzados sus objetivos. Así, si Rusia no es derrotada, lo normal será que antes o después llegue una nueva agresión.

Mientras tanto, una buena parte de Europa ha dejado de hacer sus deberes: somos un continente débil que ha arrendado su defensa a un tercero que está harto de soportar ese gasto y ahora entiende que sus prioridades estratégicas son otras. Probablemente Trump se equivoca, es cierto, seguro que una Europa inestable sería muy perjudicial para Estados Unidos, pero eso no cambia el fondo de la situación a la que nos vemos abocados: hay que asumir una responsabilidad en la defensa que llevamos décadas sin asumir.

Y hay que hacerlo ya: esperar unos años puede ser un error fatal que nos deje a los pies de personajes como Putin o Xi Jinping. Y sí, eso pasa por establecer un orden completamente diferente de nuestras prioridades, olvidándonos de una maldita vez de las locuras climáticas y de la regulación asfixiante que están empobreciendo a Europa a un ritmo cada vez más rápido.

Capítulo aparte merece la posición española que ha defendido una tan desnortada como arrogante Margarita Robles, que de nuevo demuestra que su altura política no es la que algunos le adjudican incluso dentro del centroderecha, sino que es simplemente otro ministro más de Pedro Sánchez. Ese es el lamentable nivel.

Negarse a ver que el mundo ha cambiado, que las amenazas son mucho mayores y que lo que necesita la defensa de un país como España es un ejército de verdad, bien armado y operativo, y no un grupito de cascos azules desplegados aquí y allá, es un ejercicio de ceguera extremadamente peligrosa. Que además eso coincida con un Gobierno que derrocha miles de millones a manos llenas en políticas y medidas disparatadas es de un cinismo que roza en lo criminal.

Robles y sus homólogos europeos deben entender de una vez que ha llegado la hora en que, con o sin OTAN, con o sin Trump, Europa –y, por supuesto, España con ella– sea capaz de defenderse sola. Negarse a asumir esa realidad será una irresponsabilidad gigantesca de la que por desgracia sí hay precedentes: ya ocurrió en los años 30 del siglo pasado y no hace falta decir cómo acabó la historia.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad