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El imán de Salt

El Estado, esa entidad jurídica cuya naturaleza se define por ejercer el monopolio de la violencia legítima, también ha dejado de existir en la localidad catalana de Salt.

El Estado, esa entidad jurídica cuya naturaleza se define por ejercer el monopolio de la violencia legítima, también ha dejado de existir en la localidad catalana de Salt.
Altercados en Salt, Gerona. | Archivo

Al igual que ocurre ya en tantos otros lugares de Europa, desde los barrios de viviendas sociales de Estocolmo o los alrededores de Bruselas hasta las afueras de París o ciertos distritos periféricos de Liverpool, el Estado, esa entidad jurídica cuya naturaleza se define por ejercer el monopolio de la violencia legítima, también ha dejado de existir en la localidad catalana de Salt. Y es que sin ese monopolio de la violencia, simplemente, no hay Estado. De ahí que no se esté entendiendo, sobre todo por parte de los medios de comunicación, cuál resulta ser el genuino problema al que estamos asistiendo en el antiguo municipio minero gerundense desde que su imán, cierto Kalikou Diawara, hizo efectiva la determinación firme de continuar alojandose de forma gratuita y vitalicia en una vivienda propiedad de algún tercero.

Porque lo sustancial de la cuestión no remite a un simple conflicto de orden público sino a la evidencia, ya de sobra contrastada, de que Kalikou Diawara, él personalmente, es quien ejerce ahora mismo el monopolio de la fuerza en ese trozo del territorio adscrito a la provincia de Gerona. Prueba de ello es que las dos autoridades civiles presentes en el municipio de Salt cuando Kalikou Diawara lanzó a su gente a las calles, el alcalde de la localidad y el el oficial al mando de la comisaría de los Mossos, corrieron inmediatamente a negociar con representantes de sus huestes en lugar de proceder acorde a lo que les ordenan las leyes.

Así, el alcalde, uno de ERC, se apresuró a ofrecer otra vivienda a Diawara con cargo al presupuesto municipal, pese a no reunir el premiado ninguna de las condiciones exigidas para acceder a ella. Por su parte, los Mossos, tras haber sido asaltada su comisaría por los fieles del imán, optaron por llamar al entorno de Kalikou para intentar llegar a un acuerdo pactado entre las dos fuerzas presentes sobre el terreno. No nos enfrentamos, pues, a un asunto de inmigración o de vulgares okupas. A lo que nos enfrentamos es al retorno de la Edad Media, señores feudales soberanos incluidos.

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