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Ábalos y Aldama salían más baratos

¿Cuánto le pagarán a Oughourlian por apartarse? ¿Trescientos millones? ¿Quinientos? Porque, de lo demás, ya lo sabemos todo. Incluso de qué cuenta saldrán, la nuestra.

¿Cuánto le pagarán a Oughourlian por apartarse? ¿Trescientos millones? ¿Quinientos? Porque, de lo demás, ya lo sabemos todo. Incluso de qué cuenta saldrán, la nuestra.
Oughourlian, flanqueado por ministros.

Los culebrones empresariales sólo tienen gracia cuando hay alguna mujer por en medio. Pero son los menos. Desde que Marta Chávarri se cargó ella solita el desembarco de los Albertos en el Banco Central, no ha vuelto a ocurrir nada realmente divertido. Al final, en todos los seriales con financieros como protagonistas, lo único que hay en el desenlace es dinero. Y, para eso, podíamos habernos ahorrado estar pendientes de los confidenciales.

Da la impresión de que la trifulca en Prisa va a acabar igual, con un talón bancario. La única duda, que tampoco es tanta, es la suma. ¿Cuánto le pagarán a Oughourlian por apartarse? ¿Trescientos millones? ¿Quinientos? Porque, de lo demás, ya lo sabemos todo. Incluso de qué cuenta saldrán, la nuestra.

Es una pena, porque cuando el armenio decidió que ya no gastaría ni un euro más en promocionar a Míster España en Tele-Pedro, pareció que todo era consecuencia de un arrebato de dignidad que le había inducido a convertirse en un genuino editor de prensa tras dimitir de su puesto de agradaor a sueldo. Sin embargo, toda esperanza se desvaneció cuando leímos su tribuna del lunes en su periódico. Es en ella tal la ausencia de un mea culpa y tanta la sobreactuación, que quedó bien claro a todo lector avisado que lo que quiere Oughourlian es que le recompren su paquete de acciones por al menos tanto dinero como puso en su día. Esto no es de ahora, sino que debe de ser de hace unos meses. Y, como fuera que el presidente se negó a aflojar la mosca, el armenio se apresuró a apretarle las tuercas a su presumido jefe negándose a financiar su tele y echando de la empresa a los factores de Moncloa.

Como al iracundo galán no le gusta que lo potreen, en vez de tirar de cartera y estirarse, quiso espantar de un manotazo al moscardón que le importunaba. Mandó al consigliere a negociar con Vivendi, de quien depende la continuidad de Oughourlian, y hacerle de parte de Telefónica, por supuesto con nuestro dinero, una oferta que no pudiera rechazar. Sin embargo, el francés ha debido declinar tan considerado ofrecimiento porque hoy el armenio se siente más fuerte que nunca. De forma que Óscar López le habrá explicado al señorito de La Moncloa que no hay otra que pagarle al actual dueño de Prisa lo que haya pedido. A lo mejor el dinero, en principio, lo pone Fainé, tan dispuesto a colaborar con Sánchez en la decapitación de Pallete, o quizá lo haga la misma Telefónica, ahora que es una empresa del PSOE. De lo que no cabe duda es de que, quien lo abone, no lo hará a fondo perdido, sino que cobrará el favor multiplicado por cuatro y ahí será cuando nos toque a nosotros rascarnos el bolsillo. Y todo para que El País y la SER sigan diciendo lo guapo que es Sánchez y lo bien que lo hace todo. Ábalos y Aldama nos salían más baratos.

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