Casi cuarenta y ocho horas después del mayor apagón eléctrico de nuestra historia, el gobierno de Pedro Sánchez sigue sin dar – o atreverse a dar- la más mínima explicación respecto de cual ha sido su causa. Eso sí, el presidente Sánchez ya ha corrido a eludir toda la responsabilidad de su gobierno en esta situación tercermundista como mejor sabe hacerlo: endosándosela a los demás. Así, Sánchez ha prometido solemnemente que exigirá "las responsabilidades pertinentes a los operadores privados" como si Red Eléctrica Española (actualmente Redeia) no fuese la que tuviera que dar las explicaciones o no fuese una empresa cuyo principal accionista es el Estado o no estuviese presidida por una ex cargo socialista como Beatriz Corredor, ex ministra socialista de Vivienda y ex presidenta de la Fundación Pablo Iglesias.
El inmediato cese de Corredor es exigible no sólo a causa de su escasa formación y astronómico sueldo -en 2024 tuvo un salario de más de medio millón de euros-; sino también porque únicamente se ha caracterizado por la promoción de las energías renovables y la aplicación de las leyes de paridad. Eso, sin olvidar cómo Corredor negó tajantemente en 2021 la posibilidad de un apagón en España por tener nuestro país "el mejor sistema eléctrico del mundo".
Claro que también fue Pedro Sánchez quien, hace mucho menos tiempo, negaba esa posibilidad de apagón afirmando que no era otra cosa que "un bulo de la extrema derecha". Eso, sin olvidar tampoco las criticas y las mofas de la izquierda ante el plan que Ayuso activó en 2021 ante la eventualidad de un gran apagón.
Lo que parece claro es que, descartado un ciberataque, todo apunta a que un exceso de tensión pudo forzar la desconexión de las centrales eléctricas y el apagón: Como explican los expertos, los equipos de producción eléctrica tienen un umbral de tolerancia que si se supera los estropea, por lo que cuentan con un sistema automático que los desconecta automáticamente para protegerse. Se supone que Red Eléctrica tiene los instrumentos para equilibrar la oferta y demanda de energía mediante los servicios de balance que le permiten tener centrales de generación dispuestas a subir o bajar carga. Lo que ocurre, como explica el ex presidente de la Comisión de Expertos para Transición Energética, Jorge Sanz, es que "las que más margen tienen para hacerlo son la hidráulica, el gas, el carbón y la nuclear (producción síncrona), por este orden, y las que menos la solar fotovoltáica y la eólica (producción asíncrona)".
Pedro Sánchez, sin embargo, ha querido evitar que este apagón se traduzca en una crítica a su política energética tan hostil a la energía nuclear -sin olvidar tampoco sus demenciales trabas a la producción de energía hidráulica-, por lo que ha negado el carácter de "expertos" a quienes la cuestionan y ha reafirmado su hostilidad a una energía limpia y barata con suministro estable y más fáciles de ajustar los desequilibrios entre oferta y demanda como es la nuclear.
Y es que Sánchez parece dispuesto a sacrificarlo todo a sus arcaicos y empobrecedores delirios pseudoecológicos. No nos extrañe que esta pretensión de sostenella y no enmendalla sea la razón última por la que a este apagón eléctrico le haya sucedido un apagón informativo.