
No lo sufrimos muchos de nosotros, los periodistas de a pie, plumillas del asfalto, que conocimos a Fernando Lázaro y a su hermosa Mari Carmen. Recuerdo vivamente aquellos almuerzos en las inmediaciones de El Mundo en que el grupo vertebral de la combativa Sección Nacional – Fernando Garea, Lucía Méndez, Juan Carlos Escudier, Francisco Frechoso, el jovencísimo Fernando Lázaro y otros -, acogían al delegado andaluz, el que suscribe, cuando subía a Madrid.
Hace mucho tiempo que no he visto a ninguno de ellos. A Fernando, a veces, lo he saludado en esRadio, al coincidir en alguna ocasión. Cada uno fue abriéndose camino como quiso, pudo y supo, pero el empuje de aquellos magníficos, nada de derechas y mucho de auténticos, ayudó a salir a la luz muchas verdades incómodas, a aquel nuevo periódico a convertirse en referencia nacional y a hacer posible regeneración socialista que nunca llegó. Descansa en paz, Fernando.
Sí se sufre un ataque de desmemoria en la sociedad española, desde la izquierda a la derecha pasando por el centro de la nada. Pedro Sánchez se ha convertido en el único felón de la historia del PSOE y se cubren con un estúpido velo los polvos que nos han traído estos fangos. Él y los sicarios del coche de las papeletas y los avales son los únicos malos de la película. Pero eso no es veraz ni posible ni ayuda a la regeneración nacional que necesitamos.
Señalaré algunos elementos sin los cuales es imposible comprender lo que ocurre. El PSOE ha tenido desde su origen dificultades máximas para aceptar la democracia liberal como forma esencial del Estado. Nunca creyeron ni en ella ni en su moral derivada. Tampoco han creído en la idea de la Patria, de la nación, primero por su internacionalismo y luego por su hostilidad al nacionalismo franquista.
Mucho antes de que Pedro Sánchez engañara a Susana Díaz y se apoderase del aparato el PSOE, ese mismo partido ganó las elecciones de 1982 con una mayoría tal que no necesitó a nadie hasta 1993, año en el que pactó con el independentista y ratero Pujol. El mismo intento de ocupación de las instituciones, de las administraciones públicas, de las Cajas de Ahorros, de la educación y, de todo, ya se hizo entonces, pero la burocracia heredada y el poder judicial aún no penetrado hasta el tuétano, no se lo pusieron fácil.
Sin embargo, gracias al Estado de las Autonomías, en algunas de ellas, las tres más evidentes fueron Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha, ese mismo PSOE sí pudo organizar administraciones e instituciones ex novo que les permitió invadir las instituciones democráticas para vertebrar, se decía entonces, España a la manera socialista.
El caso que mejor conozco es Andalucía. No he encontrado ni un comportamiento en los lacayos de Pedro Sánchez que no haya sido denunciado en Andalucía, por mi mismo y por otros. Pero gracias al triunfo de esa ocupación paulatina y sin oposición reseñable, los gobiernos socialistas se sucedieron en el Sur andaluz durante 36 años.
¿Putas, drogas, alcohol? Las tienen en el caso de la Fundación FAFFE o en el caso ERE. ¿Enchufe de amantes, esposas y amigos? Los tienen por miles. Ya nadie se acuerda de los hermanos de Manuel Chaves, la mayoría de ellos colocados en la Junta de Andalucía o sus empresas públicas. Él mismo regaló 10 millones de euros a la empresa donde trabajaba su hija, por la cara y sin el pudor inteligente de ausentarse.
¿Falsificación de los votos por correo? IU denunció tal delito en Albaida del Aljarafe y algo semejante fue perpetrado por el PSOE del Gorila Rojo de Huévar, que se conoció porque no trituraron los papeles suficientes. Votos a cambio de contratos de trabajo o asistencia social. ¿Adjudicaciones irregulares? Hubo todo un clamoroso caso Ollero por un cacho de autovía de Sevilla a Málaga y todo una red de ellas en Canal Sur TV a productoras amigas.
Es más, se apoderaron del ahorro de los andaluces vía ocupación de las Cajas de Ahorros, usaron el dinero como les dio la gana y finalmente, prometieron una Caja Única y lo consiguieron, sólo que esa Caja lleva el nombre de La Caixa, no es andaluza y muchos habitantes de los pueblos sólo tienen sus cajeros para obtener el dinero de sus cuentas o cartillas.
¿Enchufados? Desde la etapa preautonómica fueron cientos, luego miles y más allá decenas de miles que llegaron a fabricar una "administración paralela". ¿Subvenciones? A espuertas para amigos y conocidos ¿Cursos de formación? A miles. ¿Expedientes de regulación de empleo? Cientos, para aumentar expectativas electorales en zonas claves. ¿Educación? Ocupación de la Inspección. ¿Sanidad? Conquista de las gerencias de hospitales y centros de salud. ¿Justicia? Lo intentaron. Y así, todo.
¿El único felón es Pedro Sánchez? No. Sólo es el más reciente. Está claro que el PSOE necesita una refundación y, si no puede hacerla, tendrá que desaparecer de la vida nacional. Pero si la consigue, deberá recordar todo lo que ha sido y lo que ha hecho, no sólo las últimas porquerías de su historia. Un ataque de desmemoria así será letal. (Por cierto, la derecha debería poner sus barbas a remojar).