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Podemos con China

Nos tienen miedo en medio mundo, eso es verdad, pero no por nuestras "capacidades" sino por todo lo contrario.

Nos tienen miedo en medio mundo, eso es verdad, pero no por nuestras "capacidades" sino por todo lo contrario.
Xi Jinping y Vladimir Putin. | Europa Press

Europa está llena de chamberlanes que no ven las amenazas hasta que les cae el terrón sobre el ataúd. Los nazis no serían mayor problema y además sus aviones jamás alcanzarían las costas británicas. Putin no supone un peligro más allá del clásico espíritu expansionista ruso que ya no es lo que era. Palestina lo tiene todo para ser un Estado pacífico que respete a su vecino, empeñado sólo en sumar hectáreas. El islam es una religión como cualquier otra y sus costumbres deben ser respetadas sin más normativa

¿Qué otra cosa podría faltar?

La Cadena Global de Televisión de China (CGTN) muestra paisajes vertiginosos, banderas gigantes, satélites modernos observando una cultura milenaria o drones dibujando ideogramas en el cielo. China es así, presume intimidando.

Podemos, el partido que llegó al Gobierno de la mano del que lo negó, se reunió a finales de septiembre con el Partido Comunista de China. Además de Ione Belarra, secretaria general de la formación, acudió el matrimonio de la humilde morada, Irene Montero, y Pablo Iglesias. Oficialmente pretendían reforzar las relaciones internacionales y los lazos con el partido responsable de millones de muertes, pero la presencia de Pablo Iglesias, sin responsabilidad alguna en el partido, sugería más bien otros intereses.

La tele del exvicepresidente del Gobierno y tabernero fundraiser de Garibaldi, el Canal Red, incluirá contenidos de la propaganda oficial china que se emite por la CGTN. De Teherán a Pekín. Contante y sonante.

Lo explica sin rodeos el propio Iglesias, que ya abogó por el cierre de cualquier medio de comunicación privado, y que ahora quiere mostrar la actualidad "desde un punto de vista diferente al habitual en los medios occidentales". O sea, sin libertad.

No es algo novedoso. Ya hizo algo muy similar hace tiempo Intereconomía con el canal Rusia Today, una especie de Vanity Fair de Putin en versión televisada y presuntamente seria. Conseguimos la libertad de prensa y nos vamos a buscar modelos que viven de negarla. Sólo Europa sabe hacerlo, y España de forma especialmente irritante.

Los espectadores del fundador de Podemos ya conocían de sobra al caballo de las contradicciones iraníes pese a que no se incluían en su parrilla de programación ejecuciones públicas de homosexuales o lapidación de mujeres acusadas de infidelidad. También estaban acostumbrados a los insoportables bodrios multicolor del gorilato rojo venezolano y a las confesiones de malecón en La Habana. Pero el gran salto adelante de ahora es prometedor: la tele del Partido Comunista de China dentro de la tele de Podemos. El sueño alcanzado.

Quizá puedan asomarse a la serie de ficción Nunca rendirse, que los chinos de la tele presentan así:

La obra cuenta la historia de un grupo de jóvenes que se atreven a pensar y luchar en la marea de los tiempos, y nunca renuncian a sus aspiraciones originales sin importar las dificultades que encuentran.

También podrán deleitarse con el podcast Historias de Xi Jinping, considerado en la sinopsis como "un líder en la lucha contra la pobreza" y donde se aboga por el ecologismo como base de crecimiento económico. ¡Ecologismo en China!

La intención de Iglesias es instruir a la tropa con material de primera. Seguro que servirá para enriquecer el programa La Base (en árabe se diría Al Qaeda, quizá por casualidad) que es donde el propio Pablo intenta desenredar su cerebro con el mínimo esfuerzo posible para explicar las contradicciones que toque cabalgar o resumir el dogma reduciendo el esfuerzo intelectual a cero. Que baste con verlo haciendo muecas e hilando frases a granel.

Iglesias ya demostró que los rigores de la rutina laboral son cosa del capitalismo del que siempre conviene huir. Lo de ser vicepresidente del Gobierno y tener horario fue una agresión innecesaria de Sánchez el insomne al garibaldiano comunista que prefiere escucharse mientras habla y luego, si acaso, refrescarse en el baño.

Pero, aunque sea con vocación haragana, el Partido Comunista de China entra en España como argumento audiovisual y financiero de Podemos. HispanTV lo financió el Irán de los ayatolas y ahora el exvicepresidente mete a la China de Xi Jinping. ¡Dónde mejor que en esta España!

La España de flotilla

En España, y siguiendo la tradición de José Bono, siempre es mejor morir que matar. Un mensaje inequívoco para nuestros enemigos reales y los que surgirán al saber de nuestras públicas debilidades.

El lodo siempre viene del polvo. En el año 2005, durante una visita oficial a EE. UU., el entonces ministro de Defensa, José Bono pronunció una conferencia en el Woodrow Wilson Center de Washington sobre Terrorismo Internacional y Defensa. Consideró "indispensable" el papel de las Fuerzas Armadas pero enseguida añadió que "el fin no justifica los medios" para dejarse llevar del todo y sentenciar:

"Soy un ministro de Defensa y prefiero que me maten a matar como convicción moral personal. Necesito que a la convicción moral se una la legitimidad del planeta y esa legitimidad la aporta Naciones Unidas".

Los terroristas y los aliados tomaron nota y los estadounidenses allí presentes, o sea todos, se dieron algún codazo recordando estupefactos: ¡Este es ministro del tío ese de ojitos azules que no se levantó al paso de nuestra bandera! Todo viene siempre del mismo sitio. Ya nos había pasado por encima el 11-M. Ya habíamos huido de Irak. Ya éramos el epicentro de la Alianza de las Civilizaciones. Nunca olvidemos los antecedentes, las causas de dónde estamos.

Pedro Sánchez, marido de la imputada y procesada Begoña, ya aparece en los papeles judiciales en su condición conyugal. Eso es lo que marca la diferencia y ya no puede ocultar su nerviosismo. Cualquier percha servirá para colgar el pestilente traje de la corrupción y aparentar liderazgo o, al menos, despistar sobre su tragedia.

Recientemente ha tenido la feliz idea de plantear la lucha contra el cambio climático como política de Defensa. Según él, "invertir para frenar la emergencia climática es invertir en seguridad" y, como se dice ahora para no llamar a las cosas por su nombre, "aumentar nuestras capacidades".

Mientras los que mueren en Ucrania o huelen la pólvora de Putin, como Finlandia o Polonia, reclaman la inmediata implantación de un "muro de drones", similar a los escudos antimisiles de antaño, aquí se quieren volar las presas por franquistas y dejar que los ríos fluyan, escuchar la voz de las montañas y colores en el viento descubrir. Es la contribución de la España de Pedro Sánchez a la seguridad. Nos tienen miedo en medio mundo, eso es verdad, pero no por nuestras "capacidades" sino por todo lo contrario.

Reconocemos oficialmente al Estado palestino que ni ellos mismos reclaman, regalamos el Sáhara Occidental a Marruecos, enviamos barcos armados a escoltar a una flotilla antisemita que se comunica con los terroristas de Hamás y ahora televisamos al Partido Comunista de China, que ya tiene embajador en España en la figura del origen del Mal, José Luis Rodríguez Zapatero.

Otras perversiones las compartimos con más socios, mal de muchos. Consentimos a Nicolás Maduro, al clan de los Castro, a todo el cártel narco-comunista americano y a Kim Jong Un, jugamos al fútbol en los Emiratos y permanecemos impasibles ante el avance del régimen terrorista islamista, mal llamado Estado Islámico. Pero llenamos las calles contra Israel, ese enemigo del mundo.

Ni con Churchill sereno acabamos con este desastre de chamberlanes desmejorados y encima irredentos. Y, por supuesto, con China no, no podemos.

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