Menú
Agapito Maestre

Viejos y blancos

Que Moragas, un político tan autosuficiente y dado a la distracción, opine así me estimula a la reflexión, es decir, a pensar en dirección contraria a la de quienes se hincan de rodillas ante el ganador.

Obama lo tiene todo a su favor, incluso los del PP quieren más al candidato demócrata que al republicano; por ejemplo, Jorge Moragas, el responsable de política exterior del PP, lo prefiere por estar más cercano a su generación y por hallar muchas coincidencias entre el programa del Partido Demócrata y el del PP. Y, sin embargo, que Moragas, un político tan autosuficiente y dado a la distracción, opine así me estimula a la reflexión, es decir, a pensar en dirección contraria a la de quienes se hincan de rodillas ante el ganador. Más aún, me obliga a preguntarle a los valientes partidarios de Obama: ¿quién se atreve a dar un par de argumentos a favor de McCain? Nadie. Resulta más cómodo con la corriente.

Las encuestas son inapelables. Todas dan ganador a Barack Obama. La diferencia entre los candidatos es tan grande, incluso en los Estados tradicionalmente proclives a los republicanos, que sólo un milagro podría dar ganador a McCain. Pero, según ha reconocido el número dos de Obama, Joe Biden, el partido está lejos de haberlo ganado ya el candidato demócrata. Es menester jugarlo. Entre otras razones porque creo que hay dos asuntos que siguen sin ser controlados por los estudios demoscópicos, a saber, hay ciudadanos que al ser preguntados sobre quién es su candidato o mienten o no dicen la verdad. Además, está la abstención que, junto a la apatía política en general, sigue siendo el fenómeno político más importante de las sociedades democráticas.

Es plausible, pues, decir algo contra los pronósticos electorales, porque son incapaces de prever, o peor, de estudiar cómo votarán los viejos blancos frente a los jóvenes y los negros. Esos datos son suficientemente relevantes para que no demos el asunto del martes por finalizado. Son datos que las encuestas no pueden computar. Se resisten a ser estudiados. Y, sin embargo, esas "evidencias" son determinantes en las sociedades, como la de Estados Unidos, para fijar resultados electorales. En efecto, que existan más viejos que niños y jóvenes es más relevante, especialmente en estas elecciones, que cualquier otro dato. ¿A quienes votarán esa mayoría de viejos? Quizá a Obama. Lo dudo. El viejo es escéptico. No cae fácilmente en las trampitas de "cambiaremos el mundo" y otras paparruchadas similares. O sea que si las personas de más edad, viejos blancos y jubilados, les da por ir a votar en masa, acaso hagan fracasar a las miles de encuestas que dan ganador a Obama.

Ahí se decide la continuidad o no de los republicanos en el poder. Los viejos, sí, votan mayoritariamente candidatos republicanos y blancos. Además, mientras el viejo vota, el joven tiende a abstenerse; y mientras el blanco rara vez deja de asistir a una elección, el negro ha hecho de la evasión de lo público una filosofía de vida. En fin, ni los dos candidatos, ni los grupos sociales más importantes, después de los blancos, o sea los negros y los hispanos, ni ningún otro grupo social o de presión tendrán en estas elecciones tanta importancia como ese sector de la sociedad compuesto por blancos, mayores de sesenta años, que no están dispuestos a dejarse llevar por los fervorines de cambio de Obama.

A pesar de todo, el problema más grave de estas elecciones consiste en que millones y millones de americanos votarán a Obama por intuición... No saben quién es. No saben absolutamente nada de él. No saben ni siquiera si podrá controlarlo el partido.

En Internacional

    0
    comentarios