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Amando de Miguel

Pronósticos electorales con condiciones

Será casi imposible formar un Gobierno. No hago ninguna apuesta. Mis cálculos son para ponernos a pensar.

Es tan difícil como apasionante el pronóstico de lo que va a ocurrir el día 26 de junio. Resulta dudosa la la cláusula rebus sic stántibus. En efecto, los factores que condicionan el voto no son constantes. Por eso mismo, el vaticinio que debe hacerse para las desgraciadas elecciones del 26 de junio lo es con muchas cautelas. Recuerdo que el santo del día es San Josemaría Escrivá. O, si lo prefieren, San Pelayo.

Se puede plantear una anticipación con condiciones, supuestos básicos. Es fácil imaginar que una gran parte del electorado se abstendrá de votar. La causa está en el hartazgo que supone la incompetencia de los partidos en formar Gobierno. En consecuencia, solo acudirán a los comicios los militantes de los partidos o los comprometidos con sus ideas. Añádase que siempre hay gente a la que le gusta votar. Nos va a servir de poco la estricta intención de voto de las encuestas. Habrá que cocinarla con especial cuidado. Lo fundamental es que el vaticinio no se derive automáticamente de los deseos del pronosticador. Debe ser frío, profesional, atendiendo a razones objetivas. Intentaré ajustarme a tal exigencia.

Primera providencia. Los dos grandes partidos establecidos, PP y PSOE, van a perder muchos votantes. Esa hemorragia solo se podría contener si ambos partidos alteraran sustancialmente las cabeceras de las listas. La razón es que en principio se tendrá que formar un Gobierno con esos dos partidos. Los electores saben que tal proyecto no es hacedero con Rajoy y sus fieles o con Sánchez y sus hoplitas. Entre ellos solo circula odio, desprecio, incapacidad para llegar a un mínimo acuerdo.

Dado el juego electoral, si un partido pierde, otros ganan. Por tanto, necesariamente van a salir beneficiados los otros dos partidos de las cuatro esquinas: C's y Podemos. Ambos tienen en su contra que son partidos de aluvión, poco implantados en las localidades pequeñas, que son las más favorecidas por la ley electoral. Cuentan a su favor que son caras nuevas.

C's presenta a su favor que es el único partido que puede hablar tranquilamente con los otros tres. Aun así, tendrá que superar la sospecha de que sus jefes se acercan más al PSOE que al PP. Es la actitud contraria a la de sus votantes.

Podemos se ve favorecido porque recoge el descontento político, social, económico y psicológico de una gran parte de la población. No es solo por razón de la crisis económica, sino por las frustraciones mil que asaltan a los españoles. El aspecto negativo es que no se trata propiamente de un partido, sino de un movimiento totalitario que recoge familias políticas heteróclitas. Van desde los comunistas y los anarquistas hasta los secesionistas y los antisistema. Aunque su caudillo sostiene esa cursilada de que su partido tiene "sexy", la verdad es que repugna a mucha gente. Así pues, recogerá un voto fluctuante. Hasta el final será difícil asegurar su monto.

—Todo eso está muy bien, pero ¿qué porcentaje de voto va a recibir cada partido? Mójese, seor sociólogo.

Imposible saberlo con precisión, aunque cabe avanzar un pronóstico, contando con los supuestos dichos. Entre los cuatro partidos principales se llegará a un 80% de los votos válidos. La participación no pasará del 60%.

Del total de los votos válidos, el PP obtendrá alrededor del 25% de las papeletas; insisto, con las condiciones dichas. Podemos logrará el 20%, sumando todas las mareas, confluencias y aditamentos. C´s andará por el 18% y el PSOE por el 17%. Margen de error: pongamos un 10% arriba o abajo.

En conclusión, será casi imposible formar un Gobierno. No hago ninguna apuesta. Mis cálculos son para ponernos a pensar.

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