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Daniel Blanco

Koeman sabe mucho de fútbol pero no le entiendo

Cada domingo es la misma historia. Hace cosas con un objetivo pero no le encuentro sentido nunca.

Cada domingo es la misma historia. Hace cosas con un objetivo pero no le encuentro sentido nunca.
Koeman. | Cordon Press

Ronald Koeman sabe mucho de fútbol. Es evidente que para llegar a un cargo como el de entrenador de un club tan importante como el Barcelona tienes que estar ilustrado, saber de este deporte, saber gestionar egos, tener mano en un vestuario, saber qué se exige en cada momento y por qué se exige. Koeman, que fue jugador, que fue dos veces campeón de Europa y que fue un excelso líbero, sabe demostrar desde el banquillo sus conocimientos. Lo que pasa es que este humilde periodista no le entiende, no ve por qué el Barcelona fue a por un técnico sin apenas éxitos desde la banda. El humilde plumilla que escribe esto se quedó en el Koeman que le demostró algo, el futbolista, no el que da indicaciones desde el banquillo.

Koeman sabe de fútbol, es indiscutible, lo que pasa es que no le entiendo. No pasa nada por decirlo. Sabrá seguro qué se trae entre manos, lo que ocurre es que para descifrarlo es complejo. Nadie hace las cosas porque sí, ningún entrenador hace un cambio, deshace una táctica o emplea varios métodos porque se levante un día y le apetezca hacerlo. Tendrá sus motivos, pero yo no los veo.

Ultimamente se le ve a Koeman remover varias veces el equipo sin conseguir el objetivo deseado. Se lo he visto hacer en varios encuentros y no le he encontrado sentido nunca. Porque a quien esto escribe le cuesta creer que un equipo como el Barcelona meta en dos partidos en casa a un central por un delantero para mantener el resultado. Le puedo llegar a comprar el argumento ante el Levante, cuando el equipo ganaba 1-0, pero me resulta, al menos, curioso, que lo haga ante el Valencia con empate a dos en el marcador.

Como espectador, periodista y alguien que debe hablar en la radio de fútbol y escribir sobre ello le parece que roza lo sobrenatural que Coutinho y Griezmann desaparecieran el sábado pasado ante el Valencia con empate en el marcador. Que Lenglet entrara por el brasileño para defender con tres centrales y, en teoría, cerrar el partido para que no pasara nada. Meter a Pjanic por Pedri para acabar de mantener un empate a dos que no servía para nada. Me encantaría que Koeman me dijera en una conversación telefónica por qué te libras de gente de arriba para meter gente más conservadora. Como esa llamada no va a tener lugar me quedaré con las ganas. Seguro que Koeman lo ha hecho por algo.

Y eso que había dejado algunos detalles en los últimos encuentros bastante acertados. Había adelantado a De Jong para que el holandés jugara ya de interior puro, y el Barcelona había jugado una primera parte primorosa ante la Real con Frenkie en esa posición. Pero ante el Valencia, alegando aquello ya tan manido de que el jugador no estaba “top fresh” lo dejó en el banquillo. La expresión debe responder a que “no está del todo bien”, sin embargo aparece en la convocatoria y tiras de él toda la segunda parte para volverlo a poner de mediocentro, posición que mis ojos y los de muchos culés se han cansado de constatar que no es la ideal para el jugador. Y así cada domingo. Queriendo comprender, pero no entendiendo nada.

Seguro que Koeman sabe de fútbol, tanto como para haber llegado a entrenar al Barcelona. Yo no sé nada, muy poco, me limito a hacer algún comentario desde mi humilde perspectiva. A veces estoy tan convencido que algunas cosas que pienso darían resultado que no entiendo como no las pone en marcha el que se tiene que encargar de ello. El que sabe infinitamente más pero que, por el momento, tiene al Barcelona con 21 puntos, a ocho del líder con un partido más y habiendo ganado menos de la mitad de los partidos jugados. Pero Koeman es el entrenador. Hasta que alguien le diga que no, o hasta que esto se caiga por su propio peso.

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