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Daniel Blanco

Pascual equivale a final

El técnico alcanza 16 finales consecutivas de competición nacional con el Barça, que desde mayo de 2009 no falta a la cita.

Marcelinho Huertas anotó la canasta definitiva en Valencia y Xavi Pascual respiró. La serie más loca de la historia se resolvía a su favor, a favor de un Barcelona que no ha jugado demasiado bien, que ha dejado alguna duda por el camino, pero que se encarama a una nueva final ACB, la octava consecutiva para el club.

Pero el dato es tremendo si se refiere sólo a Pascual. Es la séptima consecutiva de Liga del técnico, la decimosexta en todas las competiciones nacionales, una brutalidad sin comparación en ACB. Desde febrero de 2009 (Tau – Unicaja, final de Copa) el Barcelona no falta a una final nacional. Y todas con Pascual en el banquillo

No se trata de hacer una semblanza ni positiva ni negativa de Pascual. No se trata de agrandar la figura del técnico ni de recordar quizás su juego poco vistoso. Es verdad que no es el baloncesto ideal en cuanto a espectáculo, pero cada vez está más de relieve que es un baloncesto efectivo, resultadista. Es un basket para ganar y lo hace.

De esas quince finales hay nueve títulos. La número 16 empieza el jueves en el Palacio de los Deportes y el Real Madrid ha subido un escalón más en la escalera de favorito. Está más cerca de la puerta del éxito pero el Barcelona viene extramotivado. No es el equipo que mejor preparado está, pero sí el que viene por detrás, de víctima, y eso es muy bueno en una final

Pascual tiene detractores y defensores. Yo me declaro defensor pero veo los defectos. Los tiene. Juego lento, pausado y poco vistoso. Rácano en ocasiones, que aleja potencialmente al espectador ávido de espectáculo de las canchas. Pero esto es lo que tiene Pascual, que los defensores vemos los defectos y los detractores ven las virtudes. Así jugamos todos en un terreno de batalla pero de muy sana rivalidad. Juego limpio ante todo.

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