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CHUECADILLY CIRCUS

La mujer barbuda

No sé qué habrá sido peor, la prepóstera entrevista que el viernes pasado Jaime Cantizano le hizo a Thomas Beatie, el presunto hombre-mamá nuevamente embarazado (se forrará cuando salga la película), en Antena 3, o la majadería de Ana Moltó, cazadora de brujas a sueldo de Bibiana Aído, contra la plataforma Tercera Cultura. "¿Como es posible que en el equipo de trabajo sólo haya una mujer?". ¿Y cómo es posible que alguien como tú haya llegado tan lejos?

No sé qué habrá sido peor, la prepóstera entrevista que el viernes pasado Jaime Cantizano le hizo a Thomas Beatie, el presunto hombre-mamá nuevamente embarazado (se forrará cuando salga la película), en Antena 3, o la majadería de Ana Moltó, cazadora de brujas a sueldo de Bibiana Aído, contra la plataforma Tercera Cultura. "¿Como es posible que en el equipo de trabajo sólo haya una mujer?". ¿Y cómo es posible que alguien como tú haya llegado tan lejos?
Thomas Beatie.
La carta acusatoria fue remitida a simplemente "Teresa", es decir a Teresa Giménez Barbat –¿serán ex compañeras de clase, o es que algunas no saben que los que pagamos impuestos también tenemos apellidos?–, en plan mujer contra mujer, o sea chúpate ésta, guapa, que te voy a hundir por juntarte con quien no debes. La tal Moltó se identifica como directora de programas del Gabinete de Relaciones Internacionales del Ministerio de Igualdad. No parece muy diplomática, pero allá la ministra. Le aconsejo que cuando pasee a su ayudante fuera de España se lleve un bozal, por si le da por atacar a alguien. Personas así demuestran, más allá de cualquier sombra de duda, que o bien descendemos del mono, o el mono desciende de nosotros.
 
He presenciado conductas mucho más civilizadas entre hembras rivales de clanes de macacos que entre algunas miembras del gabinete de Bibiana. Comportamientos así, y no la presencia de Teresa en Tercera Cultura, una inciativa urgente y muy necesaria ante las ofensivas milenarista y creacionista, son los que más fácilmente excitan el machismo latente. Para muestra, la riada de tópicos que contiene este párrafo, por no mencionar todos los que me he dejado para mejor ocasión, que a buen seguro la habrá.
 
Lo que sí me parece grave es el asunto del padre-mamá en Antena 3, por lo que tiene de desprecio a la inteligencia de los espectadores. Pese a los gestos de interés de Cantizano, tal que si estuviera entrevistando a una gran estrella, y su insistencia en que aquello había sido un producto de la naturaleza (la Mujer Barbuda versión siglo XXI), lo cierto es no lograron darnos gato por liebre. Los sms enviados por la audiencia no podían ser más claros: "Eso no es un hombre, sino una tía transexual que no se ha operado de abajo"; "Cantizano, menudo papelón que estás haciendo". Jaime, querido, tus fans tienen razón. Cuando tus jefes quieran que alguien haga el ridículo, diles que se busquen a otro.
 
Como algunos de mis lectores sabrán, el pasado mes de septiembre colaboré en los dos primeros números del fracasado No es programa para viejos, de Antena 3. Cuando la directora y el subdirector me explicaron el proyecto, estuve a punto de aconsejarles que contratasen a un buen editor, porque la ensalada que tenían en mente, o que la cadena les había pedido, o que la productora se había inventado, tenía muy mala pinta. Pero como yo no soy experto en televisión generalista preferí callarme. Fue una pena que un programa así, que trataba asuntos muy relevantes para buena parte de la población (qué hacen, dicen y piensan los más jóvenes, y por qué), se convirtiera en un circo. Al final, el público emitió su veredicto. El show fue retirado de la parrilla en su segundo mes de emisión.
 
La telebasura, mejor dejársela a Telecinco. Ellos conocen el género mejor que nadie, y saben la diferencia entre el entretenimiento y la tomadura de pelo. Además, ¿por qué iba la gente a conformarse con una imitación, cuando ya cuenta con el original?
 
Además de constituir una burla intolerable, la entrevista de Cantizano es especialmente peligrosa, pues puede ocasionar graves confusiones a los padres que tienen hijos transgénero, es decir, niños y niñas que desde pequeños actúan como si fueran del sexo contrario e incluso dicen que les gustaría serlo. En EEUU el número de niños con este problema se ha multiplicado en las últimas décadas. Muchos médicos, entre ellos científicos que llevan investigando la transexualidad durante muchos años y que han tratado a cientos de personas identificables (no me refiero a los presuntos pacientes del doctor Polaino, que según él son muchos, aunque aún no nos ha enseñado a ninguno), advierten de que en la mayoría de los casos terminan siendo homosexuales, no transexuales. Entre la confusión causada por la diferencia que sienten respecto a los demás y unos padres superprotectores y a menudo faltos de criterio, los niños acaban pensando cualquier cosa.
 
Además, algunas investigaciones longitudinales con individuos conocidos y registrados (de nuevo, cualquier parecido entre estos estudios y lo que hacen Polaino y su compañera es mera coincidencia) han concluido que la orientación sexual es un rasgo más marcado si cabe que la de género. Así que imagínense el cacao mental. Para que encima aparezca el guaperas y se ponga a entrevistar a una mujer hormonada y con una mamoplastia, pero que no pasó por la histerectomía, o se la hizo a medias, y nos quiera hacer creer que es una especie de fenómeno de la naturaleza...
 
Lo peor es que en la actualidad existe una medicación que bloquea la pubertad, de modo que algunos padres pueden optar por suministrársela a sus hijos a una edad temprana. ¿Y si lo de la transexualidad fuera en serio?, se preguntan muchos progenitores. ¿Y si no lo es? Pues nada, se retira la pastilla y se acabó. Sin embargo, lo que no todos saben es que la medicación produce esterilidad, así que ya se pueden imaginar: "Soy estéril porque de niño me dio por ponerme los tacones de mi madre. Ella, en cuanto cumplí los 12, me dio el bloqueador porque así me sería más fácil transformarme en mujer en caso de que quisiera hacerlo. Pero resulta que cambié de idea. Ahora soy un hombre heterosexual/homosexual casi feliz".
 
Muchos padres y profesores agradecerían un programa serio e informativo sobre estos asuntos. La conducta transgenérica causa demasiados trastornos a quien la exhibe y a todo su entorno como para que una presunta lumbrera televisiva la quiera usar como una suerte de reedición de aquellas ferias de los pueblos de nuestros abuelos: "Lo nunca visto: la Niña Tarántula", "No se lo pierdan: el Increíble Enano Cabezudo", "La Mujer Loba"...
 
Si quieren más información sobre esta cuestión, pueden leer un amplio, interesante y riguroso reportaje en la revista americana The Atlantic Monthly: incluye entrevistas con varios especialistas médicos, resume los resultados de diversas investigaciones y ofrece las principales hipótesis con que trabajan los científicos en la actualidad. Todavía quedan periodistas, aunque sea al otro lado del charco, que se toman en serio su trabajo.
 
Hablando de charcos, no sé cuál cruzaría el ministro Miguel Sebastián, el Atlántico o el de la puerta de su casa en un día de lluvia. El señor dijo aquello de que necesitamos menos árbitros y más pelotas (more balls). Después dijo que la palabra inglesa ball no tiene nada que ver con la entrepierna, por lo que a él no le podían acusar de ordinario. Ni a mí de inculto. Así que, con todo respeto, señor ministro, una de dos: o usted no sabe inglés o miente como esos bellacos de su partido que se imaginaban a Espe pereciendo exocet en mano en el lobby del hotel Oberoi de Bombay. Y si no, le reto a que mañana mismo convoque a la prensa en la puerta del Museo del Prado y diga a los primeros turistas americanos que vea: "Hey, you have no balls!". Veremos lo que tarda nuestro ministro en perder los pocos cabellos que le quedan en la cabeza de un buen sopapo.
 
En algunos programas de televisión falta calidad y sobran mujeres barbudas, también conocidas como hombres sin cojones. En el PSOE también. Estoy harto de los listos que se ganan la vida tomándonos por idiotas. A ver si les hacen un ERE y nos dejan en paz.
 
 
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